Lo hizo con la aprobación de una resolución impulsada por España, Jordania y Nueva Zelanda, en la que se advierte del "continuado deterioro de la situación humanitaria" en el país árabe.
El texto prorroga por un año medidas ya en vigor, que permiten por ejemplo que las agencias humanitarias crucen varios puntos de la frontera siria para suministrar ayuda sin necesidad de autorización por parte del Gobierno.
Pese a la persistente división política en torno a Siria, en los últimos años el máximo órgano de decisión de la ONU ya se había unido en varias ocasiones para aprobar resoluciones humanitarias, que sin embargo han sido en gran parte ignoradas por las partes.
Hoy, el Consejo de Seguridad denunció por ejemplo que a menudo se obstaculiza el suministro de ayuda a través de líneas de conflicto y llamó la atención sobre la disminución del número de convoyes autorizados por el régimen.
El texto señala también que continúan registrándose ataques contra escuelas e instalaciones médicas, se sigue cortando el abastecimiento de agua a poblaciones y se usan armas indiscriminadas como barriles explosivos.
En conjunto, la situación humanitaria en el país sigue deteriorándose, con 13,5 millones de personas necesitadas de ayuda y 4,5 millones de ellas viviendo en lugares de difícil acceso.
Casi 400.000 civiles se encuentran además atrapados en zonas asediadas, según el Consejo de Seguridad, que expresó su "grave preocupación" por las "devastadoras consecuencias" que está teniendo para la población el control de territorio por parte del Estado Islámico (EI) y otros grupos terroristas.
La resolución humanitaria aprobada hoy sigue a otra adoptada el pasado viernes para respaldar una hoja de ruta con pasos para poner fin a la guerra en Siria.
Ese consenso, prácticamente inédito en los casi cinco años de conflicto, ha reavivado las esperanzas de un final negociado de los combates y una transición política en el país.