En declaraciones a Efe, Krzysiek, que ayer pudo entrar en Madaya, afirmó que "se te rompe el corazón cuando ves cómo está la gente allí".
"La situación es muy complicada y las condiciones son difíciles, no hay ni comida ni medicinas con lo que no se puede tratar de forma adecuada a los enfermos", explicó.
Krzysiek agregó que cuando estaban revisando las listas con los nombres de las familias para repartir comida, medicinas, mantas y otros productos básicos, se les acercaban vecinos preguntándoles si tenían algún alimento que pudieran darles de forma inmediata porque no podían aguantar más.
En cuanto a las condiciones sanitarias, "hay personas en necesidad urgente de tratamiento", apuntó el portavoz humanitario.
"Hay muchos pacientes y además no tienen el equipamiento adecuado para curarlo", indicó Krzysiek, quien subrayó que no hay ningún hospital en Madaya, tan solo un dispensario médico con camas insuficientes para alojar a todos los enfermos, por lo que algunos yacen en el suelo.
Agregó que el reparto de la ayuda, que se inició ayer, acabó en las últimas horas y que ahora esperan para poder volver a entrar con más asistencia en los próximos días.
Krzysiek recordó que Madaya "no es una excepción", ya que existen otras zonas asediadas en el país como Fua y Kefraya, Deir al Zur y algunas partes de Alepo.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos reveló que al menos 300 personas fueron evacuadas de Madaya, una información que no pudo ser confirmada por el CICR.
"Nosotros ayer nos encargamos solo de identificar aquellos casos que necesitaban ser evacuados", apuntó.
En las últimas horas, el jefe humanitario de las Naciones Unidas, Stephen O'Brien, advirtió tras una reunión del Consejo de Seguridad de que cientos de personas debían ser evacuadas inmediatamente de Madaya para recibir atención médica o podrían fallecer.
Madaya, situada al noroeste de Damasco y cerca de la frontera con el Líbano, sufre el cerco del régimen y del grupo chií Hizbulá desde el pasado julio.
Desde entonces, en alguna ocasión ha podido entrar ayuda pero a partir de octubre el asedio se intensificó y ha sido imposible el acceso de la asistencia a la población.
Según datos de Médicos Sin Fronteras (MSF), al menos 28 personas han muerto de hambre en Madaya desde el pasado 1 de diciembre en el centro sanitario al que ofrece apoyo esta ONG.
El jueves, el Gobierno de Damasco autorizó los convoyes humanitarios a Madaya, y a los pueblos de Fua y Kefraya, en la provincia septentrional siria de Idleb y cercados por el Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en el país árabe.