Podcast Episodio 3

Clegg y Farage: las antípodas de la política británica

Los partidos británicos continúan presentando sus manifiestos electorales. Este miércoles 15 lo han hecho liberaldemócratas y euroescépticos del UKIP. Los primeros tiran de orgullo por los logros como parte del gobierno anterior. Los segundos, mantienen su discurso de salida de la Unión Europea y control exhaustivo de la inmigración.

ondacero.es

Londres | 15.04.2015 22:02

El partido liberaldemócrata, los socios de gobierno de David Cameron durante los cinco años de la pasada legislatura, han elegido un escenario muy colorido para la presentación de su manifiesto. Allí Nick Clegg ha apelado a la responsabilidad con que su partido ha ejercido de socio de gobierno, alcanzando importantes logros, forzando la negociación con los conservadores para sacar adelante determinadas medidas... Ha dicho que han actuado "con responsabilidad y justicia en beneficio del país en primer lugar". Pese a que se hayan visto obligados a trabajar "con gente con la que no están de acuerdo" en determinadas cosas, pese a los compromisos, pese a ver mermada su popularidad. Y que, pese a ello, cada día "ha valido la pena" porque creen haber hecho de Reino Unido un país mejor.

Los liberaldemócratas quieren seguir en el Gobierno de Reino Unido durante cinco años más. No están parecen nada incómodos con el papel de secundarios y quizá por eso confían en la posibilidad de formar parte del próximo gobierno en coalición. Dejan la puerta abierta a los conservadores -incluso si ello supone formar parte de un gobierno que en 2017 cumpliría con la promesa de Cameron de convocar un referéndum de pertenencia a la Unión Europea, siendo los liberales el partido más abiertamente pro-europeo del panorama nacional, como también lo son los escoceses del SNP- y también la ofrecen a los laboristas. Están en medio, ofrecen corazón a los conservadores y cabeza a los laboristas. Ofrecen mantener a Reino Unido en el camino adecuado, a salvo del "imprudente endeudamiento de laboristas" o los "recortes ideológicos de Osborne" y los conservadores, y evitar que Salmond o Farage, para temor de conservadores y laboristas respectivamente, tengan en sus manos las llaves del número 10 de Downing Street

De entre las medidas concretas, destacan los dos mil millones y medio de libras extra para el presupuesto de Educación, los ocho mil millones para el NHS -la Sanidad pública- con una partida específica de 3.500 millones para Salud Mental y, en línea con los conservadores, elevar el Tax-Free Allowance (algo así como el nivel de renta por debajo del cual no hay que pagar impuestos) hasta las 12.500 libras.

Dado que ni conservadores ni laboristas van a obtener -previsiblemente- una mayoría lo bastante sólida, una de las grandes cuestiones a resolver en estas elecciones va a ser qué clase de coalición va a permitir la formación del próximo Gobierno de Reino Unido. ¿Cameron con el UKIP? ¿Miliband con el SNP? ¿O cualquiera de los dos con NickClegg?

A la luz de los sondeos, de momento sólo la opción Miliband+SNP es matemáticamente viable en número de escaños. Nick Clegg necesitaría recuperar el pulso a los votantes y un incremento en la intención de voto que no tiene desde hace meses. Pero con esta campaña, comentaba el 'assistant editor' política de la BBC Norman Smith, Clegg convierte esto en una cuestión de "personalidades". Farage, Salmond o Clegg. El liberaldemócrata cree que, en cuestión de credibilidad, él saldría ganando.

UKIP: patriotismo antieuropeo

En las antípodas de los libdems están los del UKIP en determinadas cuestiones como la pertenencia o no del Reino Unido en la Unión Europea o la inmigración. Y precisamente estos dos han sido dos de los más potentes argumentos de campaña de Nigel Farage, también durante la presentación de su manifiesto.

De la salida de la Unión, Farage espera cosechar un ahorro de 18.000 millones y medio de libras. No se trata de romper relaciones, dice que espera -y es el único partido que lo propone en esos términos- "un buen acuerdo con Europa, ser buenos vecinos", pero liberarse de las ataduras de las políticas comunitarias. Farage se lanza a la "búsqueda desesperada de un referendum".

Promete una revolución en bajada de impuestos que permita ahorrar hasta 8mil millones de libras. Imponer un impuesto a aquellos con rentas medias entre 35mil y 50mil libras anuales, o un alivio para los bolsillos de aquellos que ganen por debajo del salario mínimo, que no tengan que pagar impuestos por debajo de las 13.500.

Respecto a la inmigración, Farage lo tiene claro. Su plan, dice, es "creíble y positivo". "Sólo una salida de la Unión les puede permitir controlar la inmigración en Reino Unido" asegura el líder del UKIP que propone un sistema a la australiana de Visas por puntos, restringiendo el acceso únicamente a aquellos inmigrantes altamente cualificados.

En este posicionamiento aislacionista y patriótico, por supuesto, no podía faltar el Ejército. Dos medidas destacan. Por un lado, gracias a ese ahorro que comentamos procedente de la salida de la Unión, aumentar el presupuesto en Defensa y la creación de 6mil puestos de trabajo para veteranos del ejército.

Algo poco esperado es que fuera el UKIP quien presentara entre sus propuestas el mayor presupuesto para la Sanidad. 12mil millones de libras, más de lo que ha prometido ningún otro partido. Farage insiste en que todas las cuentas salen sí, y sólo sí, Reino Unido abandona la Unión Europea. Lo cierto es que está en una posición que bien podría ser la envidia del resto de partidos. Tiene todo que ganar y muy, muy poco que perder. Y este hipotético escenario aislacionista y el ahorro que obtendría de ello le permite prometer casi de todo sin demasiado riesgo.

En parte porque es cierto que en porcentaje de voto parece consolidarse como la tercera fuerza a la luz de los sondeos como explicábamos en el anterior episodio, pero seguramente ese porcentaje de voto no se traduzca finalmente en más que 3, con suerte 4 o 5 escaños. Eso ofrece una maniobrabilidad política muy, muy limitada y una fuerza real en el próximo parlamento verdaderamente escasa.

 

Las llaves de Downing Street nunca llegaron a estar realmente en el bolsillo de Farage. Era una amenaza a tener en cuenta después del resultado de las pasadas municipales y europeas. Pero a la luz de los sondeos, no parece que vayan tampoco a estarlo. Para tranquilidad de Miliband, y muy a pesar de los veteranos del ejército. Es difícil aventurar si para Cameron es un alivio o un desconsuelo.