Sobre las 11 de la mañana, un camión pesado ha entrado por la parte de atrás del escenario del teatro, y por su puerta trasera una decena de personas han descargado los bombos y tolvas que se utilizarán en el sorteo.
Las dos grandes tolvas hechas de metal y cristal que servirán para introducir las bolas en los bombos han sido las primeras en llegar al escenario del Teatro Real, seguidas por dos bombos pequeños para los premios y dos grandes de los números.
Sin embargo, el día del sorteo sólo se usará uno de cada tamaño ya que, como ha asegurado el subdirector de recursos materiales de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), Eduardo Ovies, "uno es el titular y otro el de reserva; si hubiera durante el sorteo algún imprevisto, los cambiaríamos rápidamente".
Queda poco más de una semana, pero antes de que salgan los niños de San Ildefonso a cantar, por el escenario del teatro tienen que seguir actuando el elenco de Rigoletto y Dido y Eneas, las óperas que están en cartel estos días.
Por eso, los bombos y las bolas se guardan hasta entonces en el foso del escenario a 16 metros de profundidad, custodiados las 24 horas por dos guardias de seguridad.
Allí se harán el montaje y las pruebas de funcionamiento, porque aunque no hay posibilidad de que se oxiden, sí que es necesario "revisar el circuito hidráulico y echarles aceite y grasa", como ha afirmado Ovies.
El bombo grande, el que contendrá las 100.000 bolas de los premios, pesa en torno a 800 kilos, mientras el pequeño, el de los 1.807 premios, pesa 300.
Ambos están hechos de una aleación de estaño, cobre, cinc y plomo.
A su peso, el 22 de diciembre se le añadirán 300 kilos de las bolas de los números y cinco kilos y medio de las bolas de premios.
Los números están gravados con láser a las bolas de madera de boj, con una profundidad aproximada de milímetro y medio, y cada año se revisan por si hay que sustituir alguna.
El uno y el siete "pueden dar lugar a algún error", ha explicado el subdirector de recursos materiales de la LAE, por eso este año han cambiado 30 de las 100.000 bolas.
"Es más por seguridad nuestra de que el niño no tenga problema de leerlo y que lo identifique fácilmente, a que las bolas estén en mal estado", ha indicado Ovies.
Las bolas están almacenadas en seis armarios, ordenadas desde que se recogieron en la pasada edición, y allí permanecerán precintadas hasta que el martes por la mañana sean expuestas al público para su comprobación antes del sorteo.
El próximo 22 de diciembre se repartirán 24.486.400 premios y no se plantean novedades con respecto al pasado año.
Ovies ha recordado que los bombos siempre han funcionado según lo esperado y que nunca han planteado ningún problema, así que, a la espera de que un año más se mantenga así, los bombos descansan desde hoy en el foso del Teatro Real.