En el caso de la Comunitat Valenciana, los aficionados taurinos especialmente los aficionados al bou per la vila no se rendirán hasta proteger al conjunto de la tauromaquia de nuestra autonomía con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial. Debemos recordar que la Comunitat Valenciana es la autonomía que más festejos celebra, especialmente la provincia de Castellón que concentra el 26% de los festejos populares de bous al carrer que se celebran en el conjunto de la nación. Es curioso que esta denominación de BIC sí la tienen otras tres regiones, Murcia, Madrid y Castilla la Mancha, donde se celebran muchas menos exhibiciones que en nuestra autonomía, donde en el año 2013 se realizaron hasta 6.139 actos, 3.486 de estos en Castellón.
El expediente para que la tauromaquia de la Comunitat Valenciana sea declarada BIC, lo inició hace dos años la Asociación de Bous al Carrer, con el apoyo de la Consellería de Gobernación. El trámite pasó por la consellería de Cultura, que no obtuvo, como reza en el reglamento, los dos informes favorables de dos órganos culturales de la Comunitat Valenciana. Ahora el expediente debe aguardar hasta junio de 2014, hasta que se puedan iniciar de nuevo los trámites. EU ha pedido que no se contemple esta posibilidad, mientras que los aficionados al toro, tanto de plaza como de calle, piden que esta figura protegerá una fiesta con cifras económicas muy suculentas y que sin duda, es un acicate más para el turismo.
Según el expediente presentado por la Consellería de Gobernación la tauromaquia de la Comunitat Valenciana mueve un total de 180 millones de euros anuales, de los que 46 millones pertenecen a festejos taurinos en la calle. Els bous al carrer dejan en la provincia de Castellón un impacto de 26.4 millones de euros anuales, lo que contribuye espacialmente a la restauración, a apoyar el turismo y a diversificar la economía que falta nos hace. La Asociación de Bous al Carrer de la Comunidtat Valenciana pretende que esta figura se convierta en un paraguas de protección para que la regulación de la tauromaquia no esté al albedrío de los gustos del partido político en el gobierno.