La Diputación provincial de Castellón capta durante este martes todas las miradas informativas, por la II Cumbre de alcaldes de la provincia, un evento que reúne a 112 alcaldes de todos los colores, incluido el socialista y alcalde de Vila-real, José Benlloch. También ha estado en el encuentro, que evalúa la gestión provincial y en el que el presidente expone objetivos y estrategias, el destituido Francisco Martínez, que sigue como diputado y cuyas antiguas carteras y responsabilidades han evidenciado el peso de caras como las del diputado por Vila-real Héctor Folgado, la del diputado y alcalde de Vilafamés, José Pons, y sobretodo la confianza depositada en el diputado por Segorbe, Miguel Barrachina, que gana algunos enteros en el mercado de valores en diputado José Luís Jarque, que asume parte de Cultura y también el diputado de Juventud, el catinese Pablo Roig.
El movimiento de fichas aúpa en confianza a los rostros más jóvenes de un equipo de gobierno en la Diputación, también liderado con un presidente joven, que no pierde la oportunidad de demostrar al público que en política no todo vale, que estamos inmersos en otra era en la que cada alcalde, como es el caso de la II Cumbre de alcaldes, se costeará de su sueldo el importe de la comida, eso si decide quedarse a comer en la capital de La Plana.
El asunto de la depuradora de Borriol, ha puesto en el centro de la diana al alcalde de Vall d´Alba, quien en la cumbre de alcaldes, mostraba un semblante más serio de lo habitual y reiteró desconocer que los terrenos en los que se iba a adjudicar la depuradora de Borriol fueran propiedad de su familia. Martínez insiste en que nunca se aprovechó de su cargo y que la depuradora de Borriol es totalmente legal. No obstante, en este oscuro asunto en el que el grupo Compromís de la Diputación no ha dejado de pedir la apertura de una comisión de investigación, también se ha visto salpicado el alcalde de Borriol, Adelino Santamaría quien dejará la alcaldía el próximo 24 de enero, previsiblemente, extremo que dice, estaba previsto desde que ocupó el acta de concejal a principio de legislatura. Santamaría se siente “engañado” en el tema de una depuradora cuya licencia, en teoría, debía haber pasado previamente por sus manos, un tema que nadie investigará, porque se han movido fichas en el tablero, pero no ha habido quimioterapia para el cáncer.