A pesar de que los héroes de comics nos suelen tener mucha fortuna en la pequeña pantalla, Arrow es uno de las producciones más exitosas de la, discreta, temporada 2012-2013. Con Stephen Amell como protagonista principal, la serie comienza con el rescate del personaje que interpreta, Oliver Queen, un joven dado por muerto hace cinco años, después de que naufragase junto a su padre en una isla del Pacífico. De vuelta en Starling City, su hogar, Oliver tiene que reencontrarse con su familia, sus amigos y su propia fama, ahora que la terrible experiencia vivida en la isla ha hecho de él otro hombre. El nuevo Oliver ha regresado para enmendar sus errores, cumplir la promesa que le hizo a su padre y de paso hacer de su ciudad un lugar mejor en el que vivir, sin que la violencia y la corrupción lo dominen todo.
Este Robin Hood moderno, de abdominales imposibles e intenciones tan dignas como inalcanzables se enfrenta, a lo largo de veintitrés episodios, a las amenazas más terribles que una ciudad moderna pueda soñar, en la que las mafias, los políticos y los grandes empresarios lo controlan todo. Oliver Queen deberá enfrentarse a todos ellos mientras protege a quienes tiene más cerca, que sin embargo en más de una ocasión sienten que el que fuera uno de los hombres más populares de la ciudad ahora es un joven inaccesible que nunca expresa sus emociones. Su ausencia durante cinco años, la muerte de su padre en la isla, y las circunstancias que le llevaron a ella, serán algunos de los hechos que Queen deberá afrontar si de verdad quiere seguir adelante con sus intenciones “salvadoras”. Pero un solo hombre, por muy superhéroe que sea, no puede hacerse cargo en solitario de toda una ciudad y el personaje interpretado por Amell deberá encontrar a alguien con quién compartir sus secretos.
Renovada por una segunda temporada, Arrow ha sido una de las sorpresas positivas de esta temporada en Estados Unidos. El episodio piloto fue visto por más de cuatro millones de personas, la mejor cifra de la cadena desde hacía cuatro años. A pesar de que tanto los diálogos como la trama podrían mejorar, con más de seriedad y menos trascendencia, la serie creada por Greg Berlanti, Marc Guggeheim y Andrew Kreisberg, es una producción entretenida y muy recomendable. Acción, ¡ntriga, amor y algunas dosis de humor son los ingredientes esenciales de esta serie sin pretensiones que sólo busca entretener al espectador con la historia de un superhéroe, una fórmula que siempre ha tenido éxito en el cine, pero hace tiempo que no encuentra su lugar en la pequeña pantalla.