Una carga más para los que menos tienen. Si ya era complicado conciliar, trabajar, niños y bajos ingresos ahora tendrán que esperar a las 12 de la noche para poner la lavadora, el lavavajillas o cocinar o hacerlo a las 6 de la mañana donde el sueño de los niños es más frágil. Una jornada que se extiende y complica aún más la conciliación en un país en el que se supone se están estudiando medidas para favorecer la natalidad, que ahora se castiga con medidas como esta