Tras recibir un aviso sobre el incendio, agentes de Villacastín se acercaron al edificio, de tres alturas, en el que residen habitualmente una mujer octogenaria con sus tres hijos, pero desconocían si en el interior de alguna de las viviendas había más personas. Al entrar para comprobar si quedaba alguien en su interior, el tejado de la vivienda, que se encontraba ardiendo, comenzó a desplomarse y los agentes tuvieron que salir precipitadamente, momento el que cayeron restos del tejado ardiendo en la ropa de uno de los guardias civiles, que se quemó en parte aunque sin llegar a causarle lesiones en la piel. Mientras, el otro agente sufrió un corte en la mano izquierda y fue asistido en el lugar por los servicios médicos.
A pesar del incidente los agentes continuaron comprobando que las viviendas estaban vacías y encontraron a uno de los residentes con una manguera intentado sofocar las llamas. Fue obligado a salir del edificio por el peligro inminente de derrumbe del tejado.
La propietaria de la vivienda fue atendida por personal sanitario por inhalación de humo, así como a una vecina por una crisis de ansiedad. El incendio pudo producirse por la combustión del tubo de la chimenea