El nuevo obispo de Santander, el valenciano Arturo Ros, ha expresado en rueda de prensa que le gustaría sembrar confianza y que su clero y las personas que le rodean se fíen de él, también que la gente sea feliz, algo que por otro lado y como ha apuntado es "la esencia del Evangelio".
El máximo responsable de la Diócesis de Santander asegura que es pronto para hacer un anuncio sobre las acciones que llevará a cabo, pero sí ha avanzado que quiere que la Diócesis sea percibida como una gran familia porque su prioridad, sostiene, "son las personas". "El obispo tiene que acompañar, sugerir, estar cerca, pero sin la familia, el padre se queda huérfano y solo", ha afirmado.
Cuestionado por la situación de la sociedad, ha explicado que le preocupa la falta de trabajo, la integridad de las personas, el derecho a la vida, la violencia contra las mujeres o la situación de los menores. Afirma que la Iglesia está para defender la justicia y denunciar la injusticia de la vida de la gente sean creyentes o no.
Sobre su traslado desde Valencia hasta Santander ha desvelado que para él fue "una sorpresa", que no tenía "ninguna expectativa" y que es esos momentos estaba más preocupado por su madre, que se encontraba hospitalizada. Pero dijo 'sí' y, "hasta ahora, no me he arrepentido", ha bromeado.