Los psicólogos y psiquiatras de las partes han analizado la personalidad del acusado, Rodrigo Lanza, y las posibilidades de que fuese o no consciente de sus actos cuando propinó una paliza mortal a la víctima, Víctor Laínez.
El acusado no tenía antecedentes psiquiátricos, pero los peritos de la defensa sostienen que el consumo de alcohol unido a su impulsividad pudo causar alteraciones psicológicas en el momento de la agresión.
Los expertos de la acusación creen que Lanza es una persona tendente a la sobrevaloración y de fácil alteración. Aunque no sufre trastornos, pudo ver disminuidas sus capacidades de forma leve. Aun así, no dejó de ser consciente de sus actos.