Ponerle cara y ojos a una liga con entidad pero sin identidad

Luces y sombras en el inicio de la Liga

Comienza la Liga ACB. Se alzó el telón el pasado fin de semana con la Supercopa, torneo "menor" conquistado por un "mayor" Real Madrid, en el que sirve de aperitivo de lo que será el año. Duelo entre los dos grandes de nuestro baloncesto con la esperanza puesta en que se inmiscuya el equipo "revolucionario" que intente quebrar el poder establecido. Será difícil verlo pero mantengamos la esperanza.

ondacero.es

Madrid | 25.09.2012 16:00

Si habláramos de la ACB como de las fiestas de cualquier lugar de España, diríamos que estamos en la Semana Grande. Comienza la Liga Endesa. No me acostumbro a llamar así a nuestra liga de baloncesto, quizás porque hablar del patrocinador principal no conlleva pagar menos en el recibo de la luz. No sólo eso, sino que nos subirán de nuevo la cuantía a pagar por iluminar nuestro día a día. ¿Harán precio especial a los clubes ACB? Porque muchos de ellos a duras penas llegan a pagar sus recibos a final de mes. Real Madrid, Barcelona y Baskonia son el resplandor en una liga plagada de sombras que tratan de ver la luz al final del túnel. Ojalá que la retransmisión televisiva en la 1 de TVE ayude a relanzar la competición.

Miércoles 26 de septiembre. Desde la ACB anuncian una espectacular presentación de la Liga, en la sede de la compañía "luminosa", con el regreso de los concursos de triples y mates. Quizás esté hoy con ánimo de llevar la contraria, pero me suena a cortina de humo. En el llamado "boom" del baloncesto, década de los 80 del siglo pasado, el concurso de triples y mates era un espectáculo organizado en torno a las estrellas de la liga y en torno a una ciudad concreta. El primero fue en Don Benito en 1985 y los que tenemos la edad suficiente como para decir que entonces éramos niños, lo recordaremos toda nuestra vida. ¿Qué ha sido de los Russell, Thompson, Robinson, Jackson, Espil, Cvjeticanin, Bullock, Lavodrama...? Son sólo nombres de los participantes en aquellos concursos a los que podríamos, y deberíamos, sumar el de todo aquel que participó, de una manera u otra, en la competición doméstica antes y después de la creación de la ACB.

Hago esta reflexión no con el objetivo de decir que todo tiempo pasado fue mejor, falacia asumida por muchos menos por Woody Allen en su espléndida Midnight in Paris, sino con el pesar de quien cree que hay que enseñar a los niños de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Hace años que en la ACB se olvidan de aquellos quienes hicieron grande a este deporte y que pueden mostrar el camino a las nuevas generaciones. Guste o no, la NBA es un ejemplo de ello y nunca es tarde para "vender" el baloncesto a través de las figuras reconocibles por el público. Aunque sean ya sólo reconocibles por el público veterano, impulsor en realidad de un público juvenil (sus hijos, sobrinos o nietos) que ame el baloncesto y se identifique con la liga y sus jugadores. Duele, al menos a mi, ver cómo los niños tienen más fácil comprar la camiseta de los Lakers que la de su equipo ACB.

Llevo rumiando estas líneas desde el fin de semana pasado cuando vi cómo se rendía homenaje a 3 árbitros recién retirados, con todos mis respetos para ellos. Las estrellas de este deporte son los jugadores y es a través suya, y de su imagen, como se puede llegar al ciudadano de a pie y, en consecuencia, a los más jóvenes. Ponerle cara y ojos a una liga con entidad pero sin identidad. Hay muchos nombres y hombres capaces de darle un impulso nuevo a la competición a través de esas caras y ojos reconocibles y quien sabe si así provocar que en los clubes suceda lo mismo. Que no sea un ir y venir de jugadores sin arraigo.

Es probable que estos tiempos de crisis en los que vivimos ayuden a devolver la identidad perdida. Aunque para ello alguien debe pulsar el interruptor adecuado para que haya luz. Hoy veo más sombras que luces. Dejemos transcurrir un tiempo, disfrutar de los concursos y si han pulsado el interruptor correcto, variar mi opinión. Sería de recibo.