Pocas cuestiones a destacar de la apertura del All Star Game si exceptuamos que Nikola Mirotic se ha estrenado en un fin de semana tan especial y difieren como éste. He de reconocer que le he visto cansado, no de jugar ni del partido sino de todos los compromisos que ha tenido que atender. Esperaba encontrar agresivos ejecutivos gritando "!compra!, !vende! mientras observan cómo se desploma esta o aquella empresa bursátil. El Lobo de Wall Street ya no grita agarrado a un auricular o teléfono, sino que permanece impasible frente a una pantalla de ordenador. Su impasibilidad se quiebra cuando un chico de más de dos metros, vestido con traje morado, intenta anotar una canasta en medio de tan ilustre parqué mientras otro joven de enorme barba aplaude el acierto del primero. Durante y Harden en la apertura de Wall Street, anotando dos canastas que supondrán 20.000 dólares para acciones benéficas.
Pasan las horas y una vez he quebrantado las normas para contar en Onda Deportiva Madrid qué sucede en NYSE, está prohibido hablar por teléfono para evitar la filtración de cifras que son secretas, los hermanos Gasol se enfrentan a su primer reto del fin de semana: atender a los medios acreditados al All Star Game, 1.800 periodistas. La imagen habla por sí misma Terminada la "experiencia", así la denominó el propio Pau, me contaron que Tim Duncan merodeaba por allí. La respuesta de los medios no fue la misma con Duncana cuando Marc hizo su aparición, llevaba la misma camiseta que se puso para el All Star de Orlando, o inmediatamente después lo hacía su hermano mayor, en el mismo lugar donde salió elegido con el número 3 del draft del año 2001. El número 3.
En Brooklyn, una camiseta con el número 3 cuelga del techo. Sobre el número, un apellido: Petrovic. A su lado, la camiseta de Doctor J. Dos genios, cada cual a su manera. Son las 3 de la madrugada. La habitación queda a oscuras mientras en Times Square las luces de neón siguen con su cometido, el ruido en la calle no cesa, los transeúntes continúan su camino, unos a casa y otros a continuar la fiesta. Nueva York es así, nunca piensa en dormir.