Y Madrid se pintó de rojo y blanco. La capital de España volvió a sentir la fuerza del seguidor colchonero en sus calles con la celebración de la Liga, de la décima Liga, que el Atlético ha conquistado en esta temporada 2013-14. En una temporada en la que nadie contaba con ellos, en la que Real Madrid y Barcelona estaban por encima en cuanto a nombres, pero que ha terminado en las vitrinas del Vicente Calderón.
El estadio rojiblanco fue el comienzo de una vuelta por una Madrid rojiblanca hasta la llegada a Neptuno. El dios del mar echaba de menos una Liga, ya no un título, pero sí una Liga. Una Liga que llevaba 18 años sin degustar, sin disfrutar. Que desde 1996 no congregaba a la afición del Atlético en torno a la mítica plaza madrileña.
Así estaba de llena. Así estaban las calles, repletas de camisetas, bufandas y banderas rojiblancas. Así estaban los jugadores, exultantes sabedores de que han hecho historia, de que el 'We are the champions' sonaba en los altavoces del escenario montado en la plaza de Neptuno. Un escenario que sintió la alegría y la felicidad de todo aquel que se subió a él.
Sobre todo de Simeone, que se marcó unos bailes cuando le anunciaron por megafonía al ritmo de la música. Pero no sólo de Simeone, también de Courtois, de un Diego Costa que se olvidó de su lesión, de Arda Turan, de Koke... y del capitán. Del señor Gabriel Fernández 'Gabi', que dejó una frase para el recuerdo: "Esto es amor por unos colores que no se compran. Lo mejor está por llegar".
Como para el recuerdo quedó el gol de Diego Godín, el faraón de los cielos. Ese testarazo que se coló en la red de Pinto y que fue el que terminó por llevar el título a las vitrinas rojiblancas. El uruguayo fue el más aplaudido de la velada en Neptuno, que volvió a ponerse la bufanda con el escudo del Atlético por sexta vez en cuatro años.