Eso sí, mataríamos por un cargador cuando nos quedamos sin batería. Y ahora les pregunto, ¿se imaginan no tener que cargar la batería en siglos? Pues estamos mucho más cerca de lo que piensan. Hace unas semanas, una joven estudiante de doctorado de la Universidad de California, en Irvine, estaba con su equipo científico realizando pruebas con nanocables. El objetivo era analizar su uso potencial como baterías, pero los ensayos fracasaron porque dichos nanofilamentos se rompían tras muchos ciclos de carga.
Sin embargo, la joven inventora Mya Le Thai recubrió, por casualidad, un conjunto de nanocables de oro con un gel de electrolito. Y, ¡eureka! En vez de los 300 o 500 ciclos de carga habituales en un ordenador portátil, esa nanobatería funcionó durante 200.000 ciclos en tres meses. Es decir, tendría una vida útil de unos 400 años.
De momento, se encuentra en fase de laboratorio, pero imaginen baterías que duren siglos en sectores como la industria o el transporte. Es revolucionario. Pues bien, es solo una parte muy pequeña de lo que se avecina con la llamada nanotecnología. Se trata de transformar átomos y moléculas para conseguir fabricar productos, materias y máquinas con propiedades insospechadas hasta ahora. Apunten esta palabra, porque será la clave de nuestro futuro. Nanotecnología, hablaremos mucho de ella.