OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Hace una semana cantaban 'sí se puede' y ahora Podemos le canta las cuarenta a Sánchez"

Va todo tan deprisa que hay que estar atentos para no perderse. Hace una semana el Congreso de los Diputados estaba apeando a Rajoy de la presidencia del Gobierno y aupando a Sánchez. Hace una semana aplaudían entusiastas los diputados de Podemos, casi como si fueran ellos los que hubieran conquistado ya el gobierno.

@carlos__alsina

Madrid | 08.06.2018 08:00

El grito que se coreaba en la bancada morada: ‘sí se puede’.

Hace una semana cantaban sí se puede. Una semana después están cantándole las cuarenta a Pedro Sánchez.

Del ‘sí se puede’ al ‘tomamos nota’ en siete días. Podemos se había hecho la idea, o la ilusión, de que habría alguna nueva ministra tirando a morada, bien vista, incluso sugerida, por ellos como socio preferente en el Congreso, se ha pasado la semana apuntando nombres y rellenando casillas y al terminar de completarlas ha comprobado que el gobierno de Sánchez es tan de inspiración socialista, como dijo Ábalos, que no hay más que socialdemócratas en el gobierno. Ni un ministro que aspire a asaltar los cielos.

El poder es el poder.

Sánchez se ofreció como relevo de Rajoy. Se interpretó que la moción de censura buscaba retratar a Albert Rivera y se pasó por alto que obligaba a retratarse a todos. Todo el que no quisiera aparecer como socio de Rajoy tendría que aparecer como socio de Sánchez. Con la ventaja para Sánchez de que, una vez retratados todos, a quien han obsequiado con el poder ejecutivo es a él. Ahora Podemos intentará retratarle como un conservador encubierto (volvemos a 2016) y ahora los independentistas intentarán retratarle como Rajoy II, inmovilista intolerante. Pero primero le han hecho presidente. Han puesto a su disposición el formidable escaparate de la acción de gobierno, más simbólica que real (si se quiere), más efectista que efectiva, dada su precariedad parlamentaria. Le han dado la oportunidad de crecer en la presidencia, aunque sea a costa de sufrir un calvario en el Parlamento.

Las pantallas se han llenado las pantallas de ministras y en los medios hemos estado entretenidos toda la semana con la trastienda del ala oeste de la Moncloa.

Estas escenas encomiables, que se producen sólo cada siete u ocho años. El gobernante mostrando su respeto al gobernante que sale.

Carmen Calvo elogiando la talla intelectual de su predecesora, Isabel Celaá sugiriendo que siga ocupándose de la política educativa, en la oposición, el ministro Méndez de Vigo.

La cordialidad, el buen tono, en los traspasos de poderes que son un fenómeno visto y no visto.

Hemos visto cómo el nuevo ministro Huerta, apedreado tuiteramente por haber escrito hace tiempo que odia el deporte, obró el prodigio de reconvertirse de golpe en amante apasionado de la cosa deportiva y de quienes la practican. El ministro del Deporte abrazó la hipérbole.

Héroes y heroinas. Naturalmente que sí. Usted misma, que madrugó esta mañana para salir a correr una hora, usted que está ahora mismo corriendo mientras me escucha, siéntase heroína. Y usted, que es jugador profesional de fútbol y ha viajado a Rusia para vestir la camiseta española, siéntase usted como lo que es, un héroe.

Ha llegado el gobierno con afán de agradar —como todos los anteriores— y se ha multiplicado en sus primeros discursos en cantos al consenso, la modernidad, el reformismo y el buen talante. En rigor, como todos los anteriores. Pero éste, con el aliento positivo de haber resultado, para casi todo el mundo, una sorpresa. Ni los más pedristas esperaban que reclutara un equipo tan solvente.

Hoy llegan las primeras iniciativas políticas.

Viendo cómo se ha conducido la Moncloa en esta semana de anuncios y golpes de efecto, algo tendrá preparado para lanzar hoy el mensaje de por dónde va a ir las prioridades.

Pero termina la semana de los cambios y las llegadas. Del Consejo de Ministras y de Ministros. Y al despertar de la liturgia del relevo y la novedad…

..al despertar comprobaremos todos que el serial seguía allí.

El serial catalán del rodillo independentista, la autodeterminación, la república abortada y los puigdemones por el mundo. ¿A que sí, Puigdemont?

Al despertar veremos que todo sigue, en realidad, como antes de que todo cambiara.

Con algunos actores nuevos, este Torra tan sonriente que asume con entusiasmo su condición de mayordomo de Puigdemont. Este Pere Aragonés que hace ahora de Junqueras y que no piensa ser mayordomo del berlinés. Esta Elsa Artadi que le pondrá voz a las actuaciones del gobierno independentista y que repetirá el salmo de lo dialogante que es el gobierno de Cataluña y lo cerrado que es el gobierno central.

Las posiciones de partida están ya expuestas. El valido de Puigdemont exigirá a Sánchez que le conceda la autodeterminación.

Y el presidente del gobierno le responderá estas dos cosas que ayer expresaron las ministras Batet y Robles.

Diálogo, sí. Dentro de la Constitución. Mismo marco, mismo ofrecimiento, misma posición del gobierno de antes.

Esta mañana, ya se lo aviso, se hará presente de nuevo el fantasma de Flandes —ahora paseante berlinés— en nuestras vidas.

Desde Alemania y en entrevista con la radio gubernamental catalana. Explicará Puigdemont lo terrible, lo provocador, lo equivocado que le parece meter a un señor como José Borrell en el gobierno de España. ¿A que sí, Puigdemont?

Claro que sí. Porque si Sánchez le hubiera pedido consejo a Puigdemont, éste le hubiera dado una lista de nombres para el gobierno infinitamente mejores que el de Borrell. Toni Comín, por ejemplo, que sabe tanto de Bruselas que se ha quedado a vivir allí. Pep Guardiola, que sí le gusta el fútbol, no como Maxim Huerta. Lluis Llach, que te anima el consejo de ministros cantándote La Estaca. O la monja Caram, o la Forcades, o el abab de Monserrat, o el cura de Calella. Será que no había gente.

Pudiendo poner ministros independentistas partidarios de tumbar la Constitución e ignorar los derechos de la mitad de los catalanes y el resto de los españoles, qué haces poniendo a Borrell, y a Grande Marlaska, y a Margarita Robles. Vaya paquete este Sánchez.

Al de Berlín este nuevo gobierno de España no le gusta nada.

Otro regalo para el presidente Sánchez.