LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Por mucho que hablemos de negocios, qué escalofríos dan algunos socios"

Marta García Aller reflexiona sobre la entrada del saudí Príncipe Bin Salman como accionista de Telefónica, una de las compañías españolas más estratégicas.

Marta García Aller

Madrid | 07.09.2023 07:53

En las biografías de los hombres de negocios siempre es habitual mencionar sus aficiones para humanizarlos. Pero lo de incluir descuartizamientos en el curriculum, como le pasa al nuevo principal accionista de Telefónica, lo complica. El Príncipe Bin Salman es noticia en España por haber entrado en el accionariado de una de las compañías españolas más estratégicas, pero su fama le precede. Cómo olvidar el asesinato y descuartizamiento de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul.

Para presentar al Príncipe Bin Salman como hombre de negocios podríamos por supuesto centrarnos en sus operaciones bursátiles, su interés por las renovables o hablar de torneos de golf, que es más típico entre directivos y también los tiene, para eso los ha comprado. Como está comprando la Fórmula 1, el boxeo y, claro, el fútbol. Y, ahora, está de compras también por las bolsas europeas con sus petrodólares.

Muhammad bin Salman, conocido como MBS, príncipe heredero y gobernante de facto de Arabia Saudí, controla un fondo soberano de más de 700.000 millones de dólares que lo mismo los gasta en revolucionar el golf, que en comprar a Mesi para que promocione el turismo en su país, que en construir en una aerolínea desde cero o con el 9,9% de Telefónica, que andaba de oferta en bolsa. Del petróleo del siglo XX al del XXI, que son los datos.

Arabia Saudí quiere diversificar sus inversiones del petróleo, también limpiar su imagen. Y eso es mucho limpiar. Aunque ambas cosas son una misma. El lavado de imagen también tiene una lógica económica porque los grandes eventos atraen atención a buen precio, y con la atención llegan más negocios.

Entre tanto, STC, que así se llama la teleco saudí que ha entrado en Telefónica, tranquiliza a inversores y Gobierno. Dice que no quiere hacerse con el control de Telefónica. Pero aunque quisiera, es muy discutible que pudiera. El Gobierno dice que defenderá los intereses estratégicos de España, y Telefónica es estratégica. Muy estratégica.

Hoy los periódicos analizan la operación. Hablan de operación amistosa, de la oportunidad para los accionistas, de la ley anti-opas y la subida en bolsa. Otros hablan de riesgos geopolíticos. Pero qué quieres que te diga, yo me acuerdo de Jamal Khashoggi.

¿Moraleja?

Por mucho que hablemos de negocios, qué escalofríos dan algunos socios.