Malta es ese archipiélago de tres islas al sur de Sicilia, con una población total de medio millón de personas, pero que es la mayor densidad de población de Europa. Aun así, es un país muy pequeño y su selección no puede ser rival para España en condiciones normales.
El nombre de Malta lo asociamos a aquellas navidades de 1983 cuando un 21 de diciembre necesitábamos ganarles por 11 goles de diferencia en Sevilla para clasificarnos a la Eurocopa de Francia en el 84.
Éramos muy jóvenes entonces, y disfrutamos con una pasión inusitada de aquel partido en Sevilla que García retransmitía para la radio, y Alfonso Azuara para TVE…España marcó primero, pero después empataron los malteses…y Santillana nos llevó al descanso con dos goles más, que dejaban un 3-1 en el marcador, a falta de 9 goles más….y los 9 goles llegaron en la segunda parte. El Benito Villamarín, que había cubierto apenas la mitad de las gradas, se fue llenando de gente hasta casi reventar a medida que iban llegando los goles y se abrieron las puertas del Estadio en el descanso.
Fueron unas navidades muy optimistas porque el fútbol promueve los estados de ánimo en las masas, y aquello se vio como un milagro primero y después una heroicidad. Éramos muy jóvenes, sospechábamos de muchas cosas, pero otras, como el fútbol, nuestro equipo, y nuestra selección, eran dogmas de fe. Después, con el paso de los años, fui escuchando conversaciones y relatos de los que estuvieron allí, y dejé de creer en los milagros…o al menos en aquel milagro.