El deporte, y especialmente el fútbol, pueden ser el analgésico, el antidepresivo o la anestesia para todos esos dolores de corazón que empezamos a intuir, como se intuye una resaca después de nochevieja, solo que esta vez no es una fiesta, es un vértigo a lo desconocido, al vacío, y puede que ni siquiera nos sirva el fútbol como anestesia, puede que resulte hasta ridículo hablar de fútbol en la noche del próximo domingo, o puede que no, puede que hasta se agradezca, puede que hasta hablemos de Fernando Alonso en el Gran Premio de Malasia, o de lo que haya hecho el Barça esta tarde en el Camp Nou ante Las Palmas, o el Valencia con el Athletic de Bilbao, incluso pudiera ser que las conversaciones y las discusiones de la noche estuviesen ocasionadas por alguna jugada fantástica del partido del Bernabéu donde juega el Español, que se ha mostrado muy discreto en todo el tema político, diciendo que respeta todas las posturas, pero que ellos solo quieren significarse como lo que son: un equipo de fútbol.
Puede que pasado mañana, la tarde del domingo sea una tarde más que acabe en una noche con las televisiones mostrándonos goles de todas las facturas y posturas, puede, pero me preocupa pensar que los goles no ocupen mucho espacio el domingo en los informativos…Porque los resultados del fútbol, y los goles, nos asegurarían que ha sido un domingo normal…y con eso, con la normalidad de un domingo, me conformaría. No pido más.