En Vigo el Barça salió con un equipo de suplentes, pensando en la final de Copa que tienen el sábado en Madrid contra el Sevilla, y a punto estuvo de costarle otro disgusto, porque Sergi Roberto les dejó con 10 en una expulsión en la que creo se precipitó placando a Iago Aspas fuera del área, y aupando al Celta a empatar un partido que perdía.
El otro partido de Vigo se jugaba en el palco, donde el presidente del Celta, Carlos Mouriño había advertido que si iba el alcalde Abel Caballero, él no iría. Abel Caballero fue, y no fue solo, se hizo acompañar de todos sus concejales para dejar claro que el estadio es del Ayuntamiento y en el Ayuntamiento manda él.
Pero será hasta que quieran los vecinos de Vigo. En el Celta manda Mouriño porque es quien paga todo, y eso será hasta que deje de hacerlo, y no parece que el alcalde de Vigo se lo esté poniendo fácil, desconozco los pormenores del enfrentamiento, pero sin Mouriño es posible que Abel Caballero no hubiese podido ver anoche al Celta con el Barça, y Mouriño necesita encontrar una salida para darle al Celta recursos de futuro y un estadio más cómodo y mejor ubicado.
No se trata de regalar suelo público ni de conceder prebendas a entidades privadas, se trata de colaborar y reconocer que ese club pone el nombre de la ciudad en el mundo, y siembra de ilusiones a mucha gente de Vigo que ven en el Celta su mejor embajada en cualquier lugar. Si las cosas van mal será Mouriño quien pague los gastos del fracaso, en los ayuntamientos es al revés, si las cosas van mal los alcaldes se van y los gastos del fracaso los pagan los ciudadanos. Esa es la diferencia.