COMENTARIO DE DE LA MORENA

José Ramón de la Morena: "El problema no son los árbitros, es quien los aterroriza y aterroriza a los clubes"

Los errores humanos son lógicos y naturales, se producen por la imperfección del ser humano, pero cuando esos errores se hacen reiterativos, se convierten en torpezas inadecuadas y consentidas, sino provocadas. Es lo que sucedió anoche en Cornellá cuando el mismo árbitro que no vio el balón de Messi dentro de la portería en Valencia, anoche fue el único que vio penalti en una mano que se produjo un metro y medio fuera del área.

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Madrid |

Ese error le ha costado al Tenerife seguir en la Copa del Rey. No culpo al árbitro, que evidentemente no está en su mejor momento, culpo al inútil que puso Villar ahí hace 24 años, y que lo mantiene su tesorero, el tal Larrea, con 12.000 euros mensuales, que es lo que pagan a Sánchez Arminio, con 75 años, por ir dos veces a la semana a Madrid a elegir árbitros para los partidos. Le pagan por eso, y por mantener el miedo en los clubes y a los propios árbitros, porque el que se sale de sus directrices lo descienden a Segunda División o le hacen desaparecer.

Ese es el problema arbitral: Sánchez Arminio, el mismo que apoyaba a su mentor, Ángel Villar, cuando se negaba a que en los estadio de Primera los árbitros pudiesen ayudarse del vídeo, el célebre VAR…eso lo prohibieron. Pero no ponían pegas y autorizaban el ojo de halcón, patentado por sus amigos de la antigua FIFA, los perseguidos por el FBI, que quieren cobrar cada año cuatro millones de euros por su ojo de halcón.

La Liga se negó a pagarles y optó por el VAR, el vídeo, a lo que Villar y Sánchez Arminio se negaban. Después, la entrada de Villar en la cárcel, quitó poder de decisión al orondo capataz de los árbitros, y la próxima temporada, habrá vídeo de ayuda arbitral en los estadios españoles, pero el problema no son los árbitros, es quien los aterroriza y aterroriza a los clubes. Ese es el problema. Ese miedo, ese Sánchez Arminio, ese ambiente oscuro y siniestro que provoca…y esos árbitros que le adulan porque le temen.