Y me está llamando la atención que no se hayan agotado las entradas en Madrid de la manera que esperábamos.
Me resulta descorazonador que una de las razones sea el temor a los ultras franceses del Olympique de Marsella.
Realmente, son gente peligrosa que además tienen un enfrentamiento especial con los del Lyon y que los seguidores atléticos les recuerdan lanzando aquellas bengalas en el Calderón que pudieron ocasionar una terrible desgracia porque algunas cayeron muy cerca de niños pequeños.
Me resulta descorazonador que el miedo pueda apropiarse del gran espectáculo del fútbol por estas hordas de salvajes acomplejados por su cerebro.
Pero también echo en falta una campaña de la UEFA garantizando la seguridad de la gente normal. Una campaña que advierta muy seriamente al club al que pertenezcan los posibles violentos con sanciones tan graves como la expulsión por una o varias temporadas de las competiciones europeas.
La UEFA continúa callada, posiblemente a la espera de lo que ocurra y será entonces cuando más que castigar, multen. Multar con la cantidad de dinero que se les ocurra al club que ellos consideren culpable. Pero esa multa ya no remediará el mal que hayan sufrido las posibles víctimas.
Ahora es cuando deben actuar advirtiendo seriamente para que no ocurra nada. Dudo que lo hagan porque las víctimas siempre las ponen los aficionados. La UEFA y sus patriarcas estarán seguros en el palco.