Del Covid-19 se iba a encargar Carmen Calvo, qué podía salir mal. Calvo triangula cosas con los ojos como un tiburón blanco. Su mirada es un misil guiado por calor. Carmen calvo, oh esfinge de Moncloa, te desinfecta con mirarte. Tanto virus, tanta vaina ¡vamos a besarnos! amor, fiebre, socialismo y pangolines en adobo.
No vendrán las tecnológicas a Barcelona porque temen ser infectadas por un virus. Deberían ponerles contadores a los chistes y que el que lo haga, no sé, la vez mil, muera en el acto. Pero vendrá Casado a Moncloa a reunirse con Sánchez, pues Sánchez está harto ya de reunirse consigo mismo.
Sánchez no solo contiene todas las opiniones y todas las versiones, pero también todas las personas y todos los cargos: es jefe de Estado, el Jefe de Gobierno, el piloto del Falcon, Ministro de Asuntos Exteriores, el líder del Gobierno y del Gobiernito, el embajador de Guaidó y de Maduro, de Junqueras y de Torra, el abogado de Ábalos y su verdugo. Sánchez, diseñador de mis Españas y jardinero de la Moncloita, lector de Gramsci, de Laclau, partidario de Curro, del Paula, del ayer, del mañana, de la izquierda, la derecha y las tres derechas, eres al mismo tiempo, Adolfo Suárez y David Hasselhoff.
Sánchez hace el gobierno y se hace la oposición, qué pasa: alguien tiene que hacérsela.