EN LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Qué pena que haya terminado la campaña. Hubo un momento en que el PSOE recordó lo que era Bildu"

Rafa Latorre reflexiona sobre la resaca de las elecciones en el País Vasco tras la publicación de Mertxe Aizpurua

Rafa Latorre

Madrid | 23.04.2024 20:20

Es verdad que tiene algo de revolucionaria esta afirmación de Luis Mateo Díez de que «Nada me interesa menos que yo mismo». Ha seres minúsculos para los que el yo es su única ocupación y desvelo. Sin embargo este hombre que hoy ha sido galardonado con el más prestigioso premio de las letras españolas confiesa una incapacidad para hablar de lo que a él pasa y por eso es un escritor volcado en sus personajes, entre los cuales no se encuentra él mismo.

Sí se ha ocupado brevemente de sí mismo para definirse como un octogenario con una salud razonable, en el discurso con el que cumplía con la ceremonia de cada 23 de abril en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, tras recibir de manos del Rey el Premio Cervantes.

La otra ceremonia imprescindible de cada 23 de abril se celebraba unos cuanto cientos de kilómetros al noreste. Otra vez Barcelona ha sido la gran capital del libro en este San Jorge, en este Sant Jordi, masivo y festivo, al que se le estropeaba un poco el tiempo a media tarde.

Pero hubo fiesta y esa estupenda celebración de la lectura, popular y nada pretenciosa, que tanto desagrada a los petulantes y a los misántropos. Muy mal… Sólo el autor sin firmantes está autorizado a odiar el día del libro.

Andaban los políticos confundiéndose con los lectores hoy en Sant Jordi. Regalando rosas y pidiendo el voto, aunque con la mirada únicamente, que de viva voz no pueden hasta el viernes en que empieza la campaña de las elecciones catalanas.

¡Se les ha visto a todos! Bueno a todos menos a Yolanda Díaz, que sigue desaparecida. Esto empieza a ser preocupante ¿Alguien sabe lo que le parece lo ocurrido en las elecciones vascas? Es que tiene a Ernest Urtasun trabajando a doble jornada, ella que tanto dice velar por la conciliación. Tampoco se le ha visto en el Senado. En la agenda del gobierno no hay ni rastro. ¿A qué estará? Desde luego en el PSOE no están tranquilos, porque además Sumar se está descomponiendo y no lentamente.

A las elecciones catalanas se podrá presentar Carles Puigdemont a pesar de que es evidente que no reside en Cataluña. No lo hace desde que la abandonó escondido en el asiento trasero de un coche hace ya casi 7 años. El Tribunal Constitucional ha desestimado el recurso que presentó Ciudadanos y le permitirá presentarse a estos comicios en los que las encuestas le auguran un sorpasso a Esquerra Republicana.

Hoy le han preguntado a Alberto Núñez Feijóo si cree que Carles Puigdemont debería estar en la cárcel y dicen que la respuesta ha generado algo de revuelo, lo cual ya sugiere lo hipersensible que es el PP porque no parece que haya dicho nada disparatado.

Es verdad que hubiera sido más fácil que dijera sencillamente que él no es juez pero sí legislador y que quien ha delinquido debe pagar por ello, sea quien sea y se dedique a lo que se dedique, incluso si es socio de Pedro Sánchez. Esta es sólo una forma más elaborada de decirlo.

En cuanto a las elecciones, hoy Eneko Andueza se ha mostrado triunfal en más de uno con Carlos Alsina después de haber obtenido el tercer peor resultado del PSE en toda su historia, pero como es un mal resultado que le permitirá entrar en el Gobierno, él lo celebra como una victoria.

Todos dan por supuestos dos cosas hoy: una es que el PNV y el PSE reeditarán su coalición y la otra es que eso no hará que Bildu rompa su alianza estable con Pedro Sánchez.

Tal y como estaba previsto hoy Bildu ya no es el partido antidemocrático incapaz de condenar el terrorismo que pintaban los socialistas en campaña. Hoy Bildu es un partido tan progresista y democrático que incluso merece un protagonismo especial a la hora de dictar la memoria democrática de los españoles. Esto es estrictamente así…

Es que miren lo que ha publicado hoy Mertxe Aizpurua. «En cumplimiento con el acuerdo alcanzado con @EHBildu en la Ley de Memoria Democrática, el Gobierno ha aprobado hoy la puesta en marcha de la comisión independiente que contribuirá al esclarecimiento de las vulneraciones de DDHH más allá del franquismo. La comisión contará con personas de reconocido prestigio académico en el ámbito de los DDHHs, que se encargarán de elaborar un informe con conclusiones tras recopilar testimonios, información y documentos. Un avance relevante que debe servir para abrir vías de reconocimiento oficial y reparación a víctimas de vulneraciones de derechos humanos ocurridos en el post-franquismo; víctimas abandonadas y olvidadas por las instituciones hasta ahora»

Esta es una concesión especialmente repugnante a Bildu y especialmente repugnante es que la celebre así Mertxe Aizpurua. O sea que Bildu va a escribir la memoria de los años de Adolfo Suarez o los primero años de González. Bildu escribiendo los primeros años de la democracia y precisamente Mertxe Aizpurua celebrándolo… ella, que fue condenada por enaltecimiento del terrorismo por un artículo publicado en 1983 en la revista Punto y Hora de Euskal Herría. Un artículo en el que decía que los gudaris eran, en 1983, más necesarios que nunca. Esto es memoria democrática. En 1983. ¿Saben cuál fue el año con el récord de asesinatos de ETA? 1980. 97 asesinatos y 200 atentados. ¿Quieren memoria democrática? Hay un documental de Iñaki Arteta imprescindible sobre lo que fue ese año. Se llama 1980.

Pueden hablar lo que quieran del franquismo y sus prolongaciones y residuos pero nadie podrá negar jamás que el mayor obstáculo para el desarrollo de la democracia en España fue ETA. No fueron unos franquistas emboscados. Fue ETA quien trabajo con más esfuerzo homicida en evitar que España fuera una democracia. Y ahora a quien considera que ETA es un ejercito de liberación se le permite que reescriba lo que fueran esos años en los que ETA mataba por decenas.

Qué pena que haya terminado la campaña. Hubo un momento en que el PSOE recordó lo que era Bildu. Hasta Óscar Puente. Qué pena. Qué frágil es la memoria.