Y eso es lo que propone el Banco de España: más educación. Ante la fatalidad de la crisis económica generada por el Covid hay que formarse. La institución que preside Pablo Hernández de Cos defiende transferir habilidades y conocimientos a los trabajadores que están en mayor riesgo de perder su empleo para que puedan encontrar otra ocupación.
Formación, formación sobre todo para los empleados de turismo, comercio, hostelería y ocio. Son 3,75 millones de trabajadores. En la anterior recesión, la del 2008, los primeros paganos de la crisis fueron los obreros de la construcción, con bajos niveles educativos que pasaron del andamio al paro.
Ahora, el Banco de España teme que ocurra esta vez lo mismo, de la barra del bar y del mostrador a la oficina del desempleo. Oficinas públIcas que están saturadas, con carga de trabajo que ha aumentado un 500% y con el problema añadido de que 900.000 afectados por los ERTES que todavía no han cobrado, según el Colegio de Gestores administrativos, a pesar de que el Ministerio de Trabajo insiste en que se han puesto al corriente.
Mejorar el deficiente mercado laboral español y el eterno descuadre de nuestras cuentas públicas son algunas de las recomendaciones de la Unión Europea. Bruselas insiste en que la prioridad es luchar contra la pandemia, pero que después, cuando el virus pase, habrá que poner orden. Es decir que si en la caja entran dos euros, no gastar tres. Y si se quiere gastar tres, pues habrá que ingresar esos tres. Es algo básico, casi revolucionario.
