El cuaderno de Chapu: Látex, morfina y biberones

O es que desde el confinamiento, algunos políticos ponen más tonillo a lo que dicen, como si estuvieran poseídos por la gravedad del momento o por una arrebato de ingenio. Rufián me habla como si fuera una ex con la que ha terminado mal. Iglesias ha tomado últimamente la pose susurrante y perturbadora de los sepultureros. Irene Ocasio Ortez habla con ese impulso de primavera que te entra cuando montas una barbacoa con los colegas en el jardín galapagareño. Dice que en esta pandemia que se ha demostrado que si se paran las mujeres, se para el mundo. Pero ojo, que también se ha demostrado que si se para el mundo, es que se para el mundo.

No se para porque somos obstinados en la supervivencia y aquí hemos venido a vivir. Los patinetes han tomado el espacio de los coches de muertos. Isabela fue la primera en nacer en el hospital de la Zarzuela después del Covid.

Es curioso traer un hijo a este mundo, como si lo arrojaras a esta cosa desconocida, una sucesión azarosa de cunas, ataúdes, látex, morfina y biberones. En los hospitales, la vida dispara cada día una ametralladora de magias aunque en las salas de monitores suena un tambor de sequías. Somos la distancia exacta que va del primer llanto al último suspiro, pero nadie sabe cuánto va del uno al otro.

Los romanos adivinaban el futuro en el vuelo de los pájaros, nosotros miramos el Boe, el show de Fernando Simón y la sesión de Control al Gobierno. He visto lo del Congreso y calculo que para cuando termine la desescalada estaremos en 1936.