La Carta de Ónega: "Queridos votantes, en vuestras manos queda la decisión"
Queridos votantes, en vuestras manos queda la decisión. Hasta ahora, esto ha sido como un mercado que se abría cada tarde, a la hora de La Brújula, con extraños mercaderes. Pocos ofrecían sus productos. Más bien se escucharon invitaciones a no comprar al de enfrente. Los de la tienda del PP nos ponían el altavoz: no compres a los socialistas, que eso es volver a la crisis, mira cómo va el empleo. Los del PSOE conminaban: no compre a mi derecha, que camufla recortes y política poco social.
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Madrid |
Danos un gobierno fuerte para no depender de quien no queremos depender. Y luego los tenderos más nuevos, con Abascal sacando más pecho todavía. Con Iglesias a la puerta del Metro, pidiendo una coalición para cambiar el país y abaratar la luz. Y con Rivera, preguntando qué hizo él para merecer esas encuestas, pero dispuesto a ganarles. Ya que no puede ganar a Sánchez ni a Casado, gánele por lo menos a las encuestas. Y con los catalanes, que, como el Barça va como va, quieren demostrar que juegan muy bien en las urnas. Y ahora, en unos instantes, se callarán todos, que a las 12, hora de brujas y Cenicienta, es el toque de queda electoral.
Y ahí te quedas, ciudadano, ciudadana, como sordo después del griterío. Después de unos meses de prédicas, una semana de campaña y unos cuantos debates, tu jornada de reflexión. Yo no sé hablarte de las urnas del domingo en términos de grandilocuencia como los políticos. No sé decirte que estas elecciones son trascendentales, aunque quizá lo sean, a ver si de una vez terminamos entre todos con el puñetero bloqueo y alguien se pone a gobernar. Sólo te digo una cosa: estaría bien que votaras. Yo todavía no sé a quién, de confundido que me tienen. Seré de los que decidirán el último día y quizá en el propio colegio electoral. Pero sí sé una cosa: no pierdo nada dando impulso a quien mejor me cae o al que pienso que algo arreglará, que las cosas vienen duras. Si no lo hago, acabaré beneficiando a quien quiero mal. Así que votemos, compañero. Aunque sea para dar a algunos con el voto en la cabeza. Que es otra forma de hablar.