Madrid |
Así que ya lo sabéis, currantes y sindicatos: cuando hagáis relación de derechos sociales, al lado del derecho de huelga, de salario digno o de conciliación, poned el sagrado derecho a la cesta de Navidad.
Después tenemos las cestas de los sorteos, que España en estas fechas es una tómbola. He visto la foto de una que no es una cesta, sino un camión y lleva dentro todo lo que cabe en un camión, desde un coche de buen ver hasta el inevitable turrón. Entre ellas estás tú, la cesta que más me sorprendió: la cesta que es una cesta, pero la cesta es un ataúd.
Te ideó, naturalmente, una funeraria gallega llamada Funeraria Ourense. Viene tu foto en El Confidencial y debo decir que impresionas, por mucho que te han llenado de botellas, creo que un televisor, un robot de cocina, turrones, mazapanes y otros productos de escaso consumo en la otra vida.
Te sortean en una rifa a 10 euros la papeleta. Nunca una funeraria llenó un ataúd con tantas seducciones. Nunca tanta gente deseó que le tocara un ataúd. Pero imagina, ataúd de la rifa, tu llegada a una casa donde el abuelo anda pachucho: será peor que la llegada del cura con un hisopo.
Imagina un enfermo crónico a quien le prohibieron beber alcohol y te tiene a ti en el cuarto de estar repleto de botellas. Imagina al supersticioso y al agorero, al ciclotímico y al enfermo imaginario. Imagina al que vive en un piso pequeño y a ver donde te coloca sin causar un escalofrío a las visitas. Imagina al que recibe de regalo una papeleta de la rifa y le tocas.
Si decía Machado que un toque de ataúd en el suelo es algo muy serio, imagina cómo será el toque de ataúd en una habitación de casa. Yo he imaginado todo y te saludo con mucho respeto por si acaso. Y también por si acaso, veo los productos que contienes y echo balones fuera, como aquel ripio satírico que recuperó Ussía en sus "Coñones del Reino del España": "Y ya sin dinero, y ya sin salud, ahí va Romero, en un ataúd".