EN LA BRÚJULA

La carta de Ónega: ¡Y cómo la entendí, señora Oramas!

Fernando Ónega dedica su carta a Ana Oramas, a la que considera la "representación física de la calma siempre que hagan algo por Canarias".

ondacero.es

Madrid |

Y buenas noches a Ana Oramas, diputada en el Congreso por Coalición Canaria. Llevo muchos años viéndola y oyéndola, señora Oramas. Es usted la representación física de la calma, del sosiego, de las ansias de colaborar con cualquier gobierno, siempre que ese gobierno tuviera algo de sentido común y estuviera dispuesto a hacer algo por Canarias

Es usted nacionalista, pero una nacionalista que no reniega de España. Fue apoyo del Partido Popular cuando el Partido Popular respondía a sus expectativas. Fue apoyo del PSOE cuando el PSOE la necesitó para algo de interés nacional.

Y su voz, Ana. La dulzura de su acento. La suavidad en la forma. Recuerdo todo esto, quizá producto del afecto y el respeto, para enfrentarlo a su tono de esta mañana. Nunca la había visto ni oído así, tan dolida, tan irritada, con las dolientes Islas Canarias que le salían a borbotones.

¡Y cómo la entendí, señora Oramas! ¿Cómo no la iba a entender si veníamos de unos días donde su tierra había sido y creo que sigue siendo literalmente invadida por las pateras? ¿Cómo no la iba a entender, si habíamos visto a centenares de inmigrantes durmiendo en el cemento del suelo de Arguineguín, sin una ducha para ducharse, almacenados como enseres descargados de los cayucos? ¿

Y cómo no la iba a entender si la noche anterior habían llegado tres guaguas, se llevaron a doscientos sin rumbo y los dejaron en la Plaza de la Feria de Las Palmas como quien deja unos fardos robados, sin explicaciones ni recursos? Por cierto, señora Oramas, ¡qué gente la de esa plaza!

¡Qué ejemplo de solidaridad! ¡Qué buena gente, que no veía en los negritos los fardos que veía quien contrató los autobuses, sino que veían a personas con hambre y sed de hospitalidad! Con hambre de pan y sed de una mano tendida. Bajaban de sus casas a darles agua y comida, mientras la mayoría de las autoridades demostraban su impotencia ante una inmensa emergencia humanitaria. Han partido la responsabilidad de las migraciones entre los ministerios del Interior y Seguridad Social, y ya no se sabe a qué puerta llamar. Usted, Ana Oramas, en nombre de los canarios, sí supo a qué puerta llamar: a la del corazón del conjunto del pueblo español.