Ayer nos despedimos refiriéndonos al laboratorio político en que se ha convertido Andalucía. Y hoy, seguimos en ello porque nada hace prever que el jueves Susana Díaz sea investida presidenta. Todo puede cambiar, pero a día de hoy Ni Podemos ni Ciudadanos parecen cercanos a la abstención. Este mediodía el propio Albert Rivera insistía en que votarán No en el parlamento andaluz si Díaz no suscribe el plan económico y anticorrupción de Ciudadanos. Pero, claro, si los andaluces hubieran querido mayoritariamente esas propuestas o las de Podemos, les hubieran votado mayoritariamente a ellos y no a Susana Díaz, que ganó claramente las elecciones, aunque no con mayoría suficiente.
Puestas así las cosas, si la situación andaluza puede reproducirse en muchos ayuntamientos y comunidades, los dos grandes partidos estarán por la labor de promover una segunda vuelta. De hecho ayer mismo el PP recibió con buenas palabras la propuesta al respecto planteada por la líder andaluza. Y surgen preguntas…¿será una buena fórmula para blindar el bipartidismo?. Si el sistema estuviera vigente, ahora tendríamos una segunda vuelta entre los mejor situados, es decir, Díaz y Moreno Bonilla, o sea, entre PSOE y PP.
Suponemos que a los partidos emergentes no se les escapa ese escenario.