Un hombre que se metió una pescadilla congelada analmente, gente que se rompe el miembro por realizar el acto sexual de alguna manera extraña...recuerde que no es lo mismo qué motico tuvo que qué tubo tengo metido. Cuéntanos tu anécdota en Los Fósforos herreraenlaonda@ondacero.es o publica aquí tu comentario.
Giner nos cuenta que, cuando era pequeño, iba a una granja con sus primos; un verano uno de sus primos metió el pene en una máquina que succiona la leche de las ubres de las vacas. No podía pararse y ‘aquello’ no paraba de crecer.
Enrique explica que es arqueólogo y, en una excavación, con el palo de una escoba se rajó el escroto. ‘Gracias a dios no se introdujo donde no debía’.
Jerónimo cuenta que, cuando estaba en la mili, había un chico que presumía de tenerla gorda y que, en un vaso de tubo, le faltaba espacio. Quiso demostrarlo y luego no había forma de sacarlo, porque hacía ventosa; tuvieron que echar agua fría y consiguió sacarla.
María, una oyente del programa, se encontraba en una clase de cirugía y vio en una placa donde un hombre se había metido un consolador y, cuando no podía sacarlo, se metió unas pinzas de la ensalada que también se quedaron dentro. Da el consejo de que ‘hay que ser cuidado porque es muy peligroso’.
Un oyente cuenta que quiso utilizar su pene como florero, metió una flor por él y luego no podía salir. Tuvo que acudir a un urólogo y a un médico.
Una doctora nos cuenta que un hombre acudió a consulta ya que se le había metido ‘sin darse cuenta’ un tubo de desodorante por el ano. Tuvo que acudir a cirugía, pero su mayor preocupación era que su mujer no se enterase.
Una doctora, María, nos explica que una de las situaciones que más le llamaron la atención ocurrió una noche. Llegó un hombre con un clavel en el pene, después de que en un momento de pasión su novia se lo metiese, y una vez que bajó la erección era imposible de sacarlo.
