"Pidamos en primer lugar perdón por el pecado de nuestras divisiones, que son una herida en el cuerpo de Cristo", dijo el pontífice en las segundas vísperas de la Solemnidad de la Conversión de San Pablo, en la basílica romana consagrada a este apóstol.
Jorge Bergoglio invocó "la misericordia y el perdón por los comportamientos no evangélicos mantenidos por los católicos hacia los cristianos de otras Iglesias".