La investigación se iniciaba a finales de 2015 tras un aviso de la Policía suiza de que un usuario compartía archivos de explotación sexual infantil con sus contactos.
Lo hacía utilizando las redes wifi de sus vecinos, de los que descifraba las contraseñas de seguridad para hacer conexiones manteniendo su anonimato.
El inspector y portavoz de la Policía Nacional, Luis Miguel Lozano, afirma que para conseguir más archivos, "se jactaba de abusar sexualmente de su hija, aunque luego, por suerte, hemos podido comprobar que no era así".
El hombre también daba consejos a otros hombres sobre cómo tratar a las menores. En su registro domiciliario se han encontrado más de 40.600 archivos pedófilos.