En los últimos meses, entre las diferentes cuentas que los combatientes del grupo terrorista Daesh poseen en las redes sociales, destaca la presencia de cuentas para la compra y venta de esclavas sexuales, así como una serie de normas en el tratamiento de éstas.
Estas normas abarcan desde la posibilidad de tener relaciones sexuales como prisioneras preadolescentes (algo permitido de acuerdo con expertos en los asuntos legales de Daesh) hasta cómo de fuerte se puede golpear a una esclava.
"Para todos aquellos hermanos que estén pensando en comprar una esclava, ésta cuesta 8.000 dólares", señalaba un post de Facebook del 20 de mayo atribuido a un combatiente de Daesh que se hace llamar a sí mismo Abu Assad Almani. Unos minutos más tarde el mismo hombre publicaba una imagen de una joven con la cara pálida y los ojos llorosos. Anteriormente Almani había publicado la fotografía de otra joven bajo un simple titular; "Se vende".
Las fotos fueron retiradas de Facebook unas horas después y no está claro si el dueño de la cuenta era el mismo que estaba vendiendo o si se dedicaba a comentar sobre mujeres que habían sido vendidas por otros combatientes. Desde el incidente del pasado 20 de mayo no ha habido casos conocidos de publicaciones similares o fotografías de mujeres expuestas para su venta.
Las fotografías de las dos mujeres identificadas que aparecieron tan sólo momentáneamente en la red, pues Facebook las borró rápidamente, fueron recogidas por el Instituto de Investigación de Medios de Oriente Medio, una organización sin ánimo de lucro que se dedica al seguimiento de las cuentas de las redes sociales de los yihadistas.
"Hemos observado un gran trato de brutalidad, pero el contenido que Daesh ha estado divulgando en los últimos dos años supera al mismísimo diablo", ha señalado el director ejecutivo del Instituto, Steven Stalinsky. "La venta de esclavas a través de las redes sociales es solo un ejemplo más de ello", ha recalcado.
Se cree que Almani, el presunto dueño de la cuenta de Facebook, es un combatiente de nacionalidad alemana que lucha por Daesh en Siria, de acuerdo con Stalinsky. Previamente había publicado en otras cuentas bajo ese mismo nombre, utilizando una jerga y un inglés bastante pobre, usado por muchos combatientes europeos que no saben árabe.
Las primeras publicaciones sugieren que Almani está íntimamente familiarizado con las actividades que el grupo terrorista lleva a cabo en Raqqa, Siria. Además, a menudo usa las redes para pedir donaciones para Daesh.
Al exhibir las imágenes de las dos mujeres, Almani aconseja a sus amigos de Facebook que "se casen" o que "vengan a la 'dawlah'" o a los territorios de Daesh en Siria e Irak. Tras las publicaciones, Almani se embarca en discusiones con otros usarios sobre si el precio que se pide merece la pena o no. Otros comentan las publicaciones para burlarse del aspecto de las mujeresm mientras otros riñen a Almani por publicar fotos de mujeres que no llevan puesto el velo.
"Qué hace que merezca la pena ese precio?*Tiene alguna habilidad excepcional?", publica uno de los usuarios en relación a la segunda foto publicada por Almani. Este responde que no, que "la oferta y la demanda determinan su precio".
Los líderes de Daesh han usado Facebook y Twitter para atraer nuevos reclutas y difundir su propaganda, pero desde el año pasado las compañías americanas han bloqueado todas las cuentas y sus publicaciones tan pronto como han sido descubiertas.
En concreto Facebook ha sido reconocido por los observadores por su rápida reacción ante los esfuerzos de los terroristas de usar sus páginas. Pero al mismo tiempo, los milicianos se han vuelto más ágiles, saltando de una plataforma a otra y abriendo nuevas cuentas tan pronto como las viejas son borradas.
Desde hace tiempo se están produciendo quejas por parte de grupos por los Derechos Humanos que señalan que ha disminuido el interés público en relación al sufrimiento de las mujeres capturadas por Daesh. Human Rights Watch, citando estimaciones de oficiales kurdos en Irak y Siria, señaló que el grupo terrorista retiene alrededor de 1.800 niñas y mujeres, tan solo en las capturas realizadas en las ciudad yazidíes de la región.
Daesh, tras negar afirmaciones de este tipo en un principio, hizo públicos varios comunicados el año pasado donde reconocía el uso de esclavas sexuales y lo defendía como una práctica consistente con las antiguas tradiciones islámicas, a condición de que sean mujeres no musulmanas capturadas durante la batalla o miembros de sectas musulmanas a las que ellos consideran como "apóstatas".