El caso concluye así esta fase, con esta comunicación y después de las exoneraciones a miembros del consejo de administración del gestor ferroviario Adif y responsables de la seguridad en la circulación.
El cierre sitúa la causa en el mismo punto en el que se quedó a los cuatro días de esta tragedia ferroviaria, que dejó ocho decenas de muertos y más de 150 heridos, víctimas, en todos los casos, del descarrilamiento registrado en el barrio de Angrois, a las afueras de la capital gallega.
El primer magistrado instructor Luis Aláez, que consagró sus días de forma concienzuda a este episodio, siguió desde un inicio una línea de investigación que apuntaba a una causa múltiple y no únicamente al despiste de una persona -Garzón Amo- que relevó a otro compañero en Ourense y perdió el control, sin reducir la velocidad, atendiendo, asimismo en este intervalo, una llamada del interventor de a bordo, Antonio Martín Marugán.
No obstante, el compañero que lo ha relevado, Andrés Lago, ha cerrado la fase instructora con un único imputado, Garzón Amo, natural de Monforte de Lemos (Lugo), que antes del accidente había fijado su residencia en A Coruña para cuidar de su madre enferma.
Desde su inauguración en diciembre de 2011, Francisco José se encargaba de la línea de alta velocidad Ourense-Santiago, que fue en la que se produjo el accidente.