Ha dedicado casi 40 años a reparar bici infantiles para regalárselas a los niños que no pueden comprar una.“Es un Santa Claus de a diario”, asegura su mujer Cordelia.
“No soporto la idea de que exista un niño sin bici. Me hace feliz saber que todos los niños tienen bicicleta”, asegura Bert. Ahora mismo, en su taller, puerta con puerta con su casa, hay más de 200 bicicletas recién reparadas listas para ser regaladas.
Esta generosa manera de “ser feliz” no ha nacido de forma casual. Cuando Bert contaba con tan sólo 9 años, el diario Tulsa Tribune le regaló una bicicleta y le contrató como repartidor local de periódicos. Bert era ese niño que, en bicicleta lanzaba periódicos a las puertas de sus suscriptores.
El 7 de enero de 2014 un incendio arrasó su vivienda. La estación de bomberos, a apenas algo más de un kilómetro de distancia, tardó 45 minutos en llegar por un error humano y burocrático.
Bert y Cordelia Clyton lo han perdido casi todo. Incluso sus gatos.
Las bicicletas y el taller de Bert están intactos.
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