Mérida

Adjudicado el concurso de redacción del proyecto de rehabilitación del Convento de las Freylas.

El emeritense Rubén Cabecera gana el concurso con un importe que supera los 102.000 euros.

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Convento de las Freylas. | Onda Cero

La mesa de contratación del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha adjudicado el servicio de arquitectura para la redacción del proyecto para las obras de rehabilitación, restauración y adecuación del “Antiguo convento de las Freylas de Santiago”, como nueva sede del Instituto de Arqueología de Mérida a la empresa emeritense Arquitectura, ingeniería y Urbanismo, Estudio S.L.P. por un importe que supera los 102 mil euros.

Al concurso, cuya licitación salió por 167.585 euros IVA incluido, han concurrido un total de 10 empresas. Tiene un plazo de ejecución de 4 meses para la redacción del proyecto desde la firma del contrato a los que hay que añadir el tiempo de duración del Contrato principal de Obra, estimado en 18 meses, así como los trabajos relacionados con la liquidación del contrato principal. Se estima una inversión total, incluyendo la ejecución de las obras y honorarios correspondientes a Arquitecto de 2.910.000,00 € (IVA incluido).

Las necesidades de espacio para la sede del Instituto de Arqueología serían varios despachos para el equipo directivo, un espacio para cuatro técnicos, un espacio para investigadores, espacio para albergar la biblioteca Hoffmeyer y el archivo, sala reuniones científicas y otros actos del IAM, almacén de materiales para el proceso el material arqueológico procedente de las excavaciones del Instituto (limpieza, dibujo, siglado, clasificación y restauración), laboratorio.

El terreno que ocupa el Convento de las Freylas tiene 1.700 m2 entre patios, jardines y corrales, pero su superficie útil es de 800 m2 distribuidos en dos plantas en torno a un gran patio central. Edificio muy singular que perteneció a la orden de Santiago y se levantó en 1530 junto a la Ermita de Santa Eulalia, con la que se comunica por un coro alto y una portada gótica. Conserva arcos renacentistas y una bóveda de cañón, mientras que el resto de la techumbre es de forjado de madera. También guarda pinturas estucadas en un buen estado de conservación. Los alzados son de granito y tapial. El convento fue declarado BIC en 1988. El edificio sirvió de almacén de maderas durante la mayor parte del siglo XX por lo que, a pesar de que no se tocó la estructura original, si ha sufrido el abandono de todos esos años. Por ello, las cubiertas se encuentran en un estado muy precario, así como los alzados de tapial que caracterizan al convento.