La explosión avivó el rechazo social a la subestación en el barrio de Patraix, que se mantiene todavía a día de hoy y que apoyan -al menos de palabra- todos los partidos políticos. En 2009 un juzgado anuló además la licencia de actividad de la instalación al considerarla una actividad peligrosa, y el Ayuntamiento la declaró entonces fuera de ordenación para tratar de forzar el cierre. A pesar de ello la subestación sigue funcionando con normalidad.
El último movimiento de cara al posible traslado se produjo en junio de 2018, cuando el Ministerio de Industria volvió a incluir la subestación eléctrica del Nuevo Cauce en su planificación de inversiones. Esta instalación es la que debe permitir el cierre y traslado de la de Patraix.
Como ya contamos en su día, el gobierno local está dispuesto a permitir que esa futura subestación no se construya totalmente soterrada, a pesar de que el Ayuntamiento aprobó en 2008 una moción para advertir de que no daría licencia a ninguna instalación de este tipo que no estuviera bajo tierra. La intención de este cambio de postura era dar más facilidades para el traslado, pero de momento todo sigue igual.