El Leganés certifica el pase a octavos de Copa del Rey gracias a un gol de Tito
El Leganés logró el pase a los octavos de final de la Copa del Rey tras imponerse al Valladolid por 1-0 en la vuelta, después de ganar 1-2 en su visita a Zorrilla.
Necesitado de hacer dos goles y motivado por lograr el primero de ellos cuanto antes, salió el Valladolid con una marcha más que su rival. No era claro su dominio, pero sí se apreciaba una mayor vocación ofensiva. Sin embargo pronto empezó a funcionar el conjunto anfitrión, al que la victoria le servía no solo para asegurar el pase a octavos de final, sino también como argumento de tranquilidad tras encadenar cuatro derrotas ligueras seguidas.
Un robo en el costado derecho de Eraso a Ángel propició el primer acercamiento claro del partido, pero el centro posterior hacia Koné, quien esperaba para empujar el balón, lo cortó llegando desde atrás Sulayman. Los blanquiazules lo intentaban por las bandas y un balón al área que parecía inofensivo de Naranjo a punto estuvo de suponerle un disgusto a los blanquivioletas después de que el esférico se le escurriera entre las manos a Becerra. La rápida reacción de éste evitó una pifia que hubiera dado la vuelta al mundo.
Más bonita fue la acción que trenzaron poco después el brasileño Gabriel y el marroquí El Zhar. Asistencia de rabona del primero y remate de espuela del segundo, calidad suprema en un intento que desbarató bien el guardameta. Al final llegó el gol. El autor fue Tito, quien se adelantó a su par en una falta lateral botada por Raúl García y peinó en el primer palo sorprendiendo a Becerra. El camino hacia la siguiente ronda parecía allanado.
La ventaja dio un respiro al Leganés en el tramo final de la mitad inicial y en el arranque de la segunda. Durante esos minutos su rival no parecía encontrar la forma de generar incertidumbre hasta que un buen disparo de Hervías, al cuarto de hora de la reanudación, obligó a una mejor intervención de Champagne.
En busca de algo más, Luis César Sampedro introdujo en el campo a Ibán Salvador y a Mayoral, que al poco de salir acarició la diana con un golpeo muy colocado que se estrelló en una escuadra con el portero superado. No sería la única ocasión de la que dispuso, ya que más tarde probó suerte con un disparo escorado que desbarató Champagne y con un remate fuera como colofón a una contra.