Manuel, un hombre 62 años estaba visitando a un amigo en Sant Llorenç, ha pasado la noche en un polideportivo después de conseguir escapar de su coche cuando estaba siendo arrastrado por la corriente. "Me quedé enganchado en una valla", relata, "nadé como unos 50 metros más y me pude agarrar a la barandilla de un chalet". Además, explica cómo trató de ayudar a un hombre que estaba agarrado a un tronco de un árbol.

En esta ocasión, preguntamos a los oyentes por sus mayores torpezas. Una oyente nos cuenta que, yendo en coche con su cuñada, se le empezó a calar todo el tiempo y olía a quemado. Se había dejado el freno de mano puesto... Otra se fue al McDonald's con los cupones del Burger King. Paula, de Valladolid, nos comenta su mayor torpeza: dio por sentado que la joven que acompañaba a su jefe era la hija, a lo que él contestó que era su mujer. Y Lidia, de Cantabria, confiesa que, en los recordatorios de la primera comunión de su hijo, puso el nombre de su padre.

Con motivo de la noticia de las dos abuelas que se lanzaron contra un hombre que las intentó atracar en el portal de su casa , proponemos a los oyentes homenajear a los verdaderos héroes: los abuelos. Maite, de San Sebastián, nos cuenta que su abuelo (alemán) y su abuela (vasca), pese a las dificultades para comunicarse, se entendían a través de la mirada y así se enamoraron. Carmen, de Madrid, se emociona hablando de su abuela, un mujer muy avanzada para su época que es todo un referente para ella. Y Pepe, de Granada, venera a su abuela y a todas en general como "las grandes artífices de lo que hoy somos nosotros".

A las puertas del final del verano, preguntamos a los oyentes qué es lo que más pereza les da. Belén, de Segorbe, nos cuenta que le saca de sus casillas tener que emparejar los calcetines. David, de Madrid, destaca colocar el maletero del coche como la única cosa que le da pereza hacer cada verano. Aída, también de Madrid, nos cuenta que vaciar el lavavajillas le parece un suplicio.