"Hay un objetivo de recuperación solidaria esencial, un montante económico de dimensiones históricas y un nuevo equilibrio entre los países de la Unión que hacen de la cumbre de hoy en Bruselas, una cita realmente histórica.
Quizá, como ha dicho el francés Macron, nos estamos jugando el futuro de Europa. La clave son las diferencias sobre el control del dinero y la condicionalidad de su transferencia. Los pequeños del norte, particularmente el líder del movimiento, que es Holanda, exigen a los demás que el dinero que reciban, ya sea transferencia o crédito, aunque mejor crédito, pase por el control de la propia Unión, que es una forma de controlar ellos. Que sepan y autoricen lo que se haga con los fondos.
El sur rechaza esa condicionalidad extrema. Y así están las posiciones de partida. Sánchez ya dijo ayer que habría que ceder.
Hoy, el líder de la otra posición, el holandés Rutte, que tendrá que hacer concesiones, pero parte con rocosa negativa a liberar sin controlar, ha dicho que las posibilidades de acuerdo no son muchas."