La mirada cítrica: A las puertas de una reforma tributaria con nuevos impuestos
Jean-Baptiste Colbert, ministro de Hacienda de Luis XIV, el rey Sol, sabía lo que era la presión para conseguir recursos suficientes para el Estado y más, cuando el Estado era un monarca capaz de levantar el Palacio de Versalles y una Galería con 375 espejos para mostrar y reflejar su refulgente poder. Colbert decía que el arte de cobrar impuestos consiste en desplumar al ganso sin que éste grazne. Siglos después, la práctica fiscal ha cambiado poco.
Así que ya tenemos a las puertas una reforma tributaria con nuevos impuestos, algunos poco cuestionados para reparar desigualdades, como la Tasa Digital, y otros escasamente coherentes, como la Tasa Financiera. A la vez, la ministra de Hacienda entorna el resquicio para el recorte de deducciones tributarias que puede extender la subida de impuestos, si se toca el IVA, a las rentas medias y bajas.
Cada vez que se ha intentado limitar los productos que están gravados en el IVA con los tipos reducidos y superreducidos se ha montado un guirigay de proporciones homéricas.
Los que ya llevan camino recorrido son los agricultores. Los hombres del campo no han esperado al chupinazo de San Fermín.
Los tractores han recorrido la Cuesta de Santo Domingo de Pamplona mientras piden al gobierno que las procesiones de ministros las dejen para Semana Santa. Reclaman un solo interlocutor y a ser posible que sea el que sabe, el de Agricultura.
Los campesinos reclaman respuestas inteligentes cuando hoy conocemos un informe de Adecco que indica cómo la tecnología cambia el mundo. El trabajo que se hacía en toda una jornada laboral en 1970, hoy día, medio siglo después, se completa en apenas hora y medio.
Esto significa que los sectores y países con mayor desarrollo tecnológico son los más competitivos y España no está, precisamente, en el grupo de liderazgo.
