Madrid |
Pide al Gobierno que antes de desmontar la actual normativa laboral "evalue de forma cuidadosa" el posible impacto de cualquier modificación. En lenguaje llano, que tenga cuidado con lo que deroga en la Reforma Laboral no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad. O lo que es lo mismo, no vaya a ser que suba el paro.
Europa considera, además, que la economía española es "vulnerable" con un 96% de deuda pública sobre el PIB y tira de las orejas por no avanzar en la reforma de las pensiones y en la reforma del sistema tributaria. Y aquí, en esto de los impuestos, la ministra María Jesús Montero, se ha colocado el traje verde de camuflaje. La titular de Hacienda mimetiza la recaudación fiscal en la lucha contra el cambio climático.
El camaleón debería ser la mascota oficial de los políticos. Ahora, el Gobierno necesita dinero, y con la Tasa Google y la Tasa Tobin no es suficiente. Se agarra al discurso verde y prepara nuevos impuestos en el uso de los plásticos y nuevas tasas en los viajes en avión.
Todo esto cuando los hombres de negro del FMI andan por España supervisando cifras y cuando el coronavirus ha llegado como un cisne negro a la economía. Algo imprevisto. Los sindicatos reclaman protocolos en las empresas para reducir riesgos laborales cuando las compañías aprueban planes de contingencia. La bolsa toma aire.
La española sube siete décimas porcentuales y rompe con la racha bajista que le ha costado en cuatro días unos 50 mil millones de euros de capitalización al Ibex 35. De China llegan noticias esperanzadoras. La cuestión es resolver esto antes de abril.