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Madrid | 26.11.2015 18:55
El Papa Francisco exigió una reacción frente a las consecuencias extremas de la globalización o "cultura del descarte", como las nuevas formas de esclavitud, el tráfico de personas y de órganos, el trabajo forzado y la prostitución. "No podemos permanecer indiferentes, no tenemos derecho", dijo el pontífice en un discurso pronunciado en la sede de Naciones Unidas en Nairobi, donde reclamó un "cambio de rumbo" mediante procesos educativos que promuevan nuevos estilos de vida. "Debemos cuidarnos del triste signo de la globalización de la indiferencia", advirtió.
Según Francisco, el cambio solo llegará si las iniciativas políticas van acompañadas de un cambio sustancial de la educación que fomente "la asunción de una cultural del cuidado" frente a la de "la degradación y el descarte" que impera actualmente. "Son muchos los rostros y las historias" que han quedados sepultados "bajo los ídolos de las ganancias y del consumo", son "muchos sueños que naufragan en nuestro presente", insistió el pontífice. "No se trata de una utopía fantástica, por el contrario, es una perspectiva realista que pone la persona y su dignidad como punto de partida", remarcó.
"Sería catastrófico que los intereses particulares prevalezcan"
El Papa advirtió de que sería "catastrófico" que en la próxima cumbre de la ONU sobre el cambio climático (COP21) prevalecieran los intereses particulares frente al bien común y se llegara a "manipular la información para proteger sus proyectos". El pontífice pidió a los participantes de este encuentro -que comienza el próximo lunes en París- que lleguen a un acuerdo "global y transformador" para aliviar el impacto del cambio climático, luchar contra la pobreza y respetar la dignidad humana. "Estamos ante el gran compromiso político y económico de replantear y corregir las disfunciones y distorsiones del actual modelo de desarrollo", aseguró.
Los 195 países que participarán en la COP21 intentarán llegar a un acuerdo para luchar contra el cambio climático y contener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados. "Sería triste, y me atrevo a decir hasta catastrófico, que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común y lleven a manipular la información para proteger sus proyectos", aseguró el papa argentino en la capital keniana, donde ayer inició su primera gira por África. En su opinión, las naciones deben evitar caer "en un efecto tranquilizador en las conciencias" y lograr que las instituciones sean "realmente efectivas".
"Ningún país puede actuar al margen de una responsabilidad común. Si realmente queremos un cambio positivo, tenemos que asumir humildemente nuestra interdependencia", recordó. Para ello, afirmó, es necesario un diálogo "sincero y abierto, con la cooperación responsable de todos: autoridades políticas, comunidad científica, empresas y sociedad civil".
Por otra parte, Francisco exigió que los acuerdos que se alcancen en la próxima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) aseguren un "mínimo" acceso a la atención sanitaria para todos, especialmente en los países pobres. Se da la casualidad de que Nairobi será la ciudad que acogerá la citada cumbre entre el 15 y el 18 del próximo mes de diciembre. Francisco también reclamó un mayor compromiso internacional contra el tráfico ilegal de diamantes, marfil y otros recursos naturales que alimentan la inestabilidad política y el terrorismo en África.
Francisco concluirá este viernes su viaje a Kenia con una visita al barrio chabolista de Kangemi y un encuentro multitudinario con jóvenes, tras lo cual pondrá rumbo a Uganda.