"Este tipo de decisiones apoya las posturas de los extremistas y fomenta la segregación", aseguró el Ministerio de Asuntos Exteriores yemení en un comunicado difundido por la agencia oficial de noticias, Saba.
La nota insistió en el "descontento por la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de no conceder más visados a los ciudadanos de siete países, entre ellos el Yemen".
La única manera de que el Yemen y Estados Unidos puedan combatir el extremismo es mediante "la interacción y el diálogo y no construyendo barreras", subrayó el texto.
Trump firmó el pasado viernes una orden que suspende durante 90 días la concesión de visados y la entrada a todos los ciudadanos de siete países musulmanes: Irak, Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia y Yemen hasta que se adopten nuevos procesos de escrutinio, al tiempo que frena todas las acogidas de refugiados durante 120 días.
El Gobierno de los rebeldes hutíes también condenó ayer la medida Trump que calificó de "ilegal".
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de los rebeldes indicó que "constituye una ilegalidad y una ilegitimidad" que esa medida "catalogue al Yemen o a sus ciudadanos como posible fuente de terrorismo y extremismo".
La nota ministerial rechazó que sus ciudadanos sean calificados como "peligrosos" por profesar el islam y añadió que "el Yemen no ha sido ni será una fuente del terrorismo para EEUU, y ni ha enviado ni enviará refugiados a Estados Unidos".
"No existe justificación para incluir al Yemen en la lista de los países cuyos ciudadanos han sido vetados", ya que el país no supone "una amenaza para la seguridad ni de EE.UU ni de ningún otro estado", insistió el texto.
El Yemen está sumido en una guerra civil que enfrenta a los rebeldes hutíes y su principal aliado, el expresidente Ali Abadalá Saleh, a las milicias leales al presidente Hadi, que cuenta con el apoyo de una alianza árabe encabezada por Arabia Saudí y respaldada por EEUU.