Según el fiscal, el hombre está acusado de dos delitos, el primero de ellos por colaboración con organización terrorista y el segundo por enaltecimiento del terrorismo, por lo que se enfrenta a una pena de diez años de prisión.
Además de esas labores de captación, el acusado se dedicó durante mucho tiempo a difundir contenidos en las redes sociales en los que mostraba su "apoyo inequívoco" a los postulados y a las acciones del Daesh. Para ello, compartía todo tipo de documentos audiovisuales y enlaces en su perfil.
"La finalidad -explica el fiscal- era la de enviarlas a las zonas controladas por el Dáesh en Siria/Irak para contraer matrimonio y ser madres de la futura generación de terroristas". El acusado accedía a las adolescentes aprovechando su relación con un centro cultural islámico de Ceuta en que el que se impartían diversos cursos y aprendizajes relacionados con el Islam y al que asistían unos 200 niños y niñas de entre 5 y 16 años. Una vez llevada a cabo la primera toma de contacto, el acusado presionaba a las víctimas física y psicológicamente para forzar su radicalización.