Al detenido se le imputan tres delitos: el de quebrantamiento de la orden de alejamiento hacia su exmujer, el de daños en grado de tentativa y el de resistencia grave a los agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones.
El presunto agresor fue sorprendido in fraganti cuando se disponía a explosionar un tercer artefacto.
Fue la propia ex mujer del detenido la que alertó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de que, con un intervalo de unos 50 minutos, había escuchado dos explosiones en la puerta de su casa, sospechando que podía tratarse de su exmarido, con el que tenía una orden de alejamiento en vigor por un delito de violencia de género.
A la llegada de los agentes al lugar encontraron dos botellas de plástico deformadas que contenían restos de un líquido amarillento, despidiendo un fuerte olor a salfumán, provocando incluso irritación de ojos y de fosas nasales a los allí presentes.
Cuando los agentes se dirigían a la vivienda del ahora detenido se cruzaron con él en la calle, comprobando que llevaba en la mano una nueva botella de plástico de medio litro de capacidad. Al darle el alto, el hombre salió corriendo en dirección a su casa, lanzando al suelo en su huida varias bolas de papel de aluminio y la tercera botella, que desprendía un fuerte olor a salfumán.
Pese a que el detenido opuso una fuerte resistencia pudo ser reducido, si bien uno de los agentes de la Guardia Civil resultó lesionado en un pie tras recibir un fuerte golpe de la puerta de la vivienda del agresor.
El menor de los hijos de la pareja, de 18 años de edad, que presenta un 77% de discapacidad, se encontraba en el interior del domicilio en el momento de las explosiones.