Liderados por el profesor de la Universidad Carlos III Jose Luis Jorcano, un grupo de científicos españoles han creado una bioimpresora 3D de piel humana. Algo que deja tiritando a muchos que ni siquiera sabían que la piel se puede fabricar a partir de una biopsia de tejido del paciente de donde se extraen las células. Un sistema manual, muy lento que daba como resultado una piel muy simple. Nada comparada con esa piel más compleja que resulta de esta bioimpresora 3D que parte de células autólogas, por lo que no hay rechazo, o de un donante.
En contra de lo que uno puede pensar, la tecnología no ha sido lo más complicado del invento. Lo realmente difícil han sido las tintas ya que en vez de cartuchos de colores se usan jeringas con sustancias biológicas.
Uno presupone que el destino de esta piel son las unidades de quemados, aunque sería lícito pensar otras aplicaciones por ejemplo en un futuro sin arrugas. Pero para parar los sueños ya están las normas.
Y es que la piel se considera medicamento, por lo tanto no puede tener usos cosméticos. Solo para regenerar en caso de quemados u operaciones quirúrgicas. Lo que sí parece claro es su utilidad en los ensayos clínicos que haría que los laboratorios ahorraran grandes cantidades de dinero en ensayos y testeos tanto en cosméticos como en fármacos. Además en medicamentos aunque se permite, dejarían de usarse roedores, por ética y porque los resultados en humanos son sólo extrapolables en un 10-15%.
Dice el profesor Jorcano que algún día seremos capaces de hacer corazones y otros órganos por bioimpresoras a partir de células de pacientes. Un futuro tecnológico que esperemos vaya igual de deprisa que la bioética.
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