La última revisión del "termómetro de la biodiversidad del planeta", la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), alerta sobre los grandes simios, situando al borde de la extinción a 4 de las 6 especies por la caza ilegal. Así lo pone de manifiesto la actualización de este listado, presentada en Hawai durante el Congreso Mundial de la Naturaleza, resultado del seguimiento científico más riguroso a nivel internacional de 82.954 especies de plantas y animales amenazados, 23.928 de las cuales corren riesgo de extinción.
La última revisión de la Lista Roja se ha centrado en los mamíferos, con malas noticias para los grandes simios y las cebras, y un halo de esperanza para el panda gigante, el antílope tibetano y el lince ibérico, cuyas poblaciones han mejorado, alejándolos ligeramente de la extinción.
Entre las cuatro especies de grandes simios a punto de desaparecer se encuentra el primate más grande del mundo, el gorila oriental, cuya población ha sufrido un declive del 70 % en los últimos 20 años y hoy apenas llega a los 5.000 individuos. Una subespecie del mismo denominada gorila oriental de planicie es la que peor situación atraviesa, con una caída de población del 77 % desde 1994: de 16.900 individuos a solo 3.800 en 2015.
El gorila occidental, el orangután de Borneo y el orangután de Sumatra son las otras tres especies de grandes simios al borde de la extinción; mientras que el chimpancé y el bonobo se incluyen en la categoría "En Peligro". La primatóloga Jane Goodall explicó que, a pesar de que está prohibido capturarlos, "la caza ilegal es lo que está encaminando a los grandes simios a la extinción". "Tenemos una ventana aún para salvarles, pero no es muy grande y habría que abrirla antes de que el cambio climático y las enfermedades agraven la situación de esta especies, tan cercanas al hombre", añadió.
La nueva Lista Roja también alerta del declive de la cebra de llanura por la caza ilegal (para carne y pieles), cuya población se redujo en un 24 % en los últimos 14 años, pasando de unos 660.000 individuos a la actual estimación de 500.000. Tres especies de antílopes africanos -el bayo, el de vientre blanco y el de lomo amarillo- pasan a estar "casi amenazadas" por la persistencia de la caza ilegal y la pérdida de sus hábitats, "las dos principales causas que llevan a la extinción a muchos mamíferos", indicó Carlo Rondinini, coordinador de la evaluación de los mamíferos en la Universidad La Sapienza de Roma.
La última toma de temperatura del "termómetro de la conservación" demuestra que "las medidas de conservación funcionan", dijo la directora de la UICN Inger Andersen, y prueba de ello han sido los programas de recuperación del panda gigante, el antílope tibetano o el lince ibérico. Así, el panda gigante, que pasa de "En Peligro" a "Vulnerable" es "el mejor ejemplo de que cuando la ciencia, la voluntad política y el compromiso de las comunidades locales van de la mano es perfectamente posible salvar la biodiversidad", aseguró Marco Lambertini, director internacional de la ONG que tiene al panda como icono: WWF.
La recuperación del panda gigante en China es resultado, según Lambertini, de la reforestación y protección efectiva de bosques de bambú, o de la creación de 67 reservas protegidas donde habitan casi dos tercios de todos los pandas salvajes. No obstante, la UICN y WWF alertan de que el cambio climático podría acabar con el 35 % de los bosques de bambú de China en los próximos 80 años.
El antílope tibetano, que estaba en serio peligro desde hace 30 años por el uso de su pelaje para confeccionar chales, sale de la categoría "En peligro" y entra en la de "Casi amenazado", gracias a medidas de protección rigurosas que han dado lugar a que hoy día haya entre 100.000 y 150.000 individuos.
Entre otros éxitos de conservación, destaca el lince ibérico, que pasa de "En peligro crítico de extinción" a "En peligro", o la rata arquitecto, endémica de Australia, que baja de "Vulnerable" a "Casi amenazada". El citado roedor es el único en su género que sobrevive, y la resina con la que construye sus nidos es tan sólida que perdura miles de años si no entra en contacto con el agua.