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Se extingue la vida del sumo sacerdote, en Éfeso, mientras contempla los barcos alejarse. No siente nostalgia pero aún tiene confesiones que hacer. Cosas que lamentar. Y unas últimas palabras sobre el galileo.
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"De su aspecto casi nada me sorprendió. Si acaso, la corta estatura. Y su entereza", rememora el venerable Caifás. Han pasado 33 años desde su encuentro, por fin, con el nazareno. Le hizo llamar a su casa, de madrugada. Trató de disuadirle de su proyecto, justo antes de que le prendieran en el huerto de Getsemaní.
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Caifás estudia a Jesús. Le espía. Hace que le sigan. Sus seguidores no dejan de crecer y en el Templo se encaran contra comerciantes y peregrinos honrados. Jerusalén se agita en la víspera de una colisión inevitable.
En el cerro de Cafarnaum se gesta una coronación. Una multitud ayuna de futuro quiere ver en el galileo al artífice de una revolución, de un reino celestial impreciso. ¿Te ves a ti mismo como dios?, le preguntará Caifás, confrontándole.
Este Viernes Santo llega 'Caifás. La versión del sumo sacerdote', un monólogo teatral de Carlos Alsina interpretado por José María Pou. Una ficción sonora que se sitúa en el año 66 de nuestra era, en plena insurrección judía en Jerusalén.
La cualidad que nos distingue de los otros pueblos, reflexiona el judío Caifás, no es la fuerza con que empuñamos el hierro sino la inteligencia con que evitamos tener que hacerlo. Así sucedió con Pilato, déspota gobernador romano de la provincia cuyo mandato nos describe, en sus cartas, el anciano hebreo.
Dieciocho años gobernó Caifás el Templo de Jerusalén. Ya anciano y exiliado, el sumo sacerdote de los judíos echa la vista atrás. Recuerda la calculada paz con Roma. Y la llegada del misterioso Jesús de Nazaret.